28 feb 2014

Primavera en febrero

Miguel, "the hunter"
Jorge nos dijo que estaba hasta los mismísimos de levantarse temprano. Además, esa misma tarde tendría que trabajar. Es lo que tiene el periodismo deportivo...
Miguel Ángel estaba dispuesto a todo.
Guti lo estaría la noche anterior (la del sábado), así que no podríamos contar con él.
Luis estaba con los últimos retoques de no sé qué historias que tenía que hacer y decir en Alemania, en alemán, sobre lo suyo (el derecho administrativo). 
Y yo, como siempre, deseandico.

Eran las nueve de la mañana del domingo cuando Miguel y yo recogíamos a Jorge para ir a Valverde, un anejo de Ciudad Real. 

El día se había levantado azul celeste. ¡Qué gusto! 

Nada más salir del pueblo, en vez de por las pistas que van directas a la laguna de la Posadilla, nos metimos a la izquierda para empezar a subir monte desde el primer momento. Es un camino que lleva a unas huertas que, por cierto, tienen unos cobertizos que parecen de otro tiempo y unos perracos que parecen de otro mundo (menos mal que no estaba Luis). El camino se acaba pronto, pero nosotros seguimos a "tronchamonte" para no bajar ni un metro de desnivel y seguir subiendo. Al rato vemos que la vía pecuaria que viene desde el puente de Alarcos estaba más abajo, en perpendicular a nosotros. ¡Para abajo! Desde allí, seguimos la vía pecuaria hasta donde está el cartel que anuncia el Volcán y la Laguna de la Posadilla y, en vez de rodearla como solemos hacer últimamente, decidimos ir rectos por medio de un olivar hasta desembocar nuevamente en el camino que pasa por detrás de la "casa de la Posadilla" para enlazar con la ruta del Quijote. Sin embargo, al llegar al punto más bajo tenemos que parar. El agua acumulada tapa el camino y todo lo que hay alrededor, lo que hace que demos un rodeo para no mojarnos hasta el corvejón. Pronto alcanzamos -y cruzamos- la carretera que une Alcolea de Calatrava con Corral de Calatrava. ¡Asfalto! ¡Qué angustia! Menos mal que solo son cinco metros de un lado al otro de la calzada. Desde allí comenzamos a subir hasta una antena de televisión, pero por senda, como nos gusta. Miguel empieza a demostrarnos que hoy está más fuerte que el vinagre y Jorge, que lo está un poco menos, saca ese lado prudente suyo que solo utiliza cuando cree que no puede seguir el ritmo del más rápido. ¡Hay que andar, cojones! ¿Me vas a llevar así por el Mont Blanc? - me exclama a mí el animal de él, por no decirle a Miguel "ve más despacico que me quedo atrás". Aunque solo lo piensa, porque en realidad no tiene razón. Es verdad que se ha saltado unos pocos entrenos, pero es más duro que el pico de un arcón y más cabezón que un guarro. Seguimos...

Después viene un llano, desde donde podemos ver a un solitario ciclista que, sin saberlo y sin que ninguno digamos nada, hace que apretemos el ritmo. La semana pasada fui yo, pero esta vez es Miguel Ángel el que clava su vista en él y deja de hablar. Pronto llegará una buena subidita donde puede recortarle la ventaja del llano. Miguel Ángel empieza a alargar su zancada. Empieza la caza. Jorge y yo vamos más despacio viendo la jugada. Lo coge. Fijo.

Jorge echa a andar, yo sigo subiendo estilo "Chiquito de la Calzada" con los pasitos muy cortos, casi en el sitio, como cuando el personaje se echa la mano derecha a los riñones, da un saltito y dice "no puedorrrlll". 

¡Luego yo soy el puto "picao"! - Oigo decir a Jorge por detrás.
Llegando a arriba, mientras Jorge renegaba por detrás
Miguel Ángel está a cinco metros del ciclista. Cuatro. Tres. Dos. Uno. El ciclista lo ve y se queda loco. Lo ha alcanzado antes de llegar a arriba y, por si no tiene bastante, le saca 10 metros en los últimos 30 metros de subida. Miguel Ángel ha vuelto a experimentar, como la hicimos todos la semana pasada, un orgasmo deportivo. Da un gustico pillar a un ciclista en subida...
Desde allí, la parte alta del volcán de Peñarroya el paisaje es espectacular. El campo está verde, la laguna abajo, al fondo. Echamos un trago de agua y, para abajo, echando leches. Disfrute total. Bajada serpenteante primero y después encajonada entre jaras verdes que salen por encima de nuestras cabezas. Pudimos decir "¡Cómo está el campo!" unas doscientas cincuenta veces.
Laguna de Peñarroya al fondo
Pronto llegamos a la laguna. Ahora había que coger nuevamente la ruta del Quijote. Había que cruzar agua, cosa que hicimos sin ningún problema, salvo el propio de mojarnos hasta la altura de los tobillos. Rodeo, subida corta y, de nuevo, bajada espectacular por senda hasta casi la cota del río Guadiana.
Las mochilas aireándose mientras almorzamos
Allí daríamos la vuelta para volver por el mismo sitio. Pero antes había que reponer fuerzas. Bocatines cortesía de Miguel y barrita energética de postre, trago de agua, comentarios sobre la belleza de la ruta y otra vez para arriba. Antes de empezar dijimos que andaríamos, pero allí no anda ni Dios. Jorge se pone en cabeza para mantener un ritmo absolutamente constante para subir el casi kilómetro y medio de senda. Lo borda. Nos lleva de lujo. Nos vuelve a demostrar que es un torito de piernas poderosas y culo desproporcionado. 

El resto del "viaje" disfrutamos lo mismo, pero subiendo lo bajado y bajando lo subido. Cuando pasamos los veinte kilómetros Jorge nota algo de cansancio que hace que comamos un platanito y bajemos un poco el ritmo, lo que le jode sobremanera. Ahora sí es posible que eche en falta algunos entrenos de las últimas semanas. A pesar de eso, supera con creces el trámite y pronto estamos de nuevo en Valverde más contentos que unas Pascuas.

Al final, unos 28 km y 600 y pico metros de desnivel positivo en tres horitas disfrutando de correr, del paisaje y de la compañía. ¡Cagüenlaleche, qué bien lo pasamos! 

26 feb 2014

PASTEL DE CARNE (RE-CxC-TA)


CxC podría considerarse un club pionero en la difusión de la moral del epicureísmo carreril. Quiere esto decir que lo que nos gusta es disfrutar corriendo. No nos gusta penar, pero nada de nada. Precisamente por eso corremos despacito, porque correr deprisa exige un sufrimiento que se nos antoja excesivo. Por si hay algún curioso en la sala diré que correr deprisa es todo aquello que te impida ir de charleta con el compañero, bien porque no te dé el hálito, bien porque le dejes atrás.

Nos pasa algo parecido con la comida. Nos gusta comer despacito pero mucho rato y no nos gusta pasar penurias alimenticias. Es preferible ensilarse un jamón rebozado y relleno de queso idiazabal y luego correr ocho horas para quemarlo, que plantearse siquiera la posibilidad remota de optar por una cena triste. Eso es así. No es discutible. Un CxC llega a casa cabreado del trabajo y no está cuarto de hora fileteando verduras en juliana para una ensalada. CxC no come paisaje.

Sirva esta pequeña introducción para adentrarles en lo que se encontrarán a continuación y que no se de engaño alguno a la hora de encarar esta primera RE-CxC-ETA que tiene el gracioso nombre de Pastel de Carne.

Esta es una receta ancestral en la familia CxC que reúne en un sólo recipiente todo lo necesario para encarar una prueba de ultradistancia: chicha e hidratos. 

Se trata de una suerte de lasaña de sólo tres capas: puré de patata, carne picada guisada, pure de patata. El no va más del capicuismo hipercalórico.

Afrontar la preparación de esta delicia sin tener a mano puré de patatas de bolsa (o unas ganas locas de hacer puré natural), carne picada (ternera, cerdo, caballo, pollo, unicornio o lo que se tercie), mucha cebolla, ajo, huevos y especias a cascoporro, es tontería.

Puestos enfrente de los alimentos y ante la mesa de trabajo procedemos al primer y fundamental paso: ABRIRSE UNA CERVEZA.

Refrescado el gaznate y elevado el ánimo prepararemos el PURE PATATIL.

No doy más información sobre cómo hacerlo porque ya lo pone en la cajica. Sí diré que es conveniente echar un poco menos del líquido del que dice la receta para que el puré resultante no quede demasiado plastoso.

Digamos que debe estar un punto por encima de cremoso y dos por debajo de indeformable. Una buena forma de comprobar si hemos dado con el punto exacto, con la textura idónea, es volcar el recipiente utilizado. Si el plastón se queda pegado pero hace por caer lo hemos clavado. ¡Vereis que descojono!

Dejemos reposar el amarillo emplaste mientras pasamos al segundo acto: la CARNAZA.

Sacamos la chicha de su envoltorio y acercamos el hociquito, así como comprobando su calidad sólo con el olfato. Esto queda muy de cocinero y es un detalle que gusta mucho al público presente. Como lo normal es que estés solo, deja de hacer el pachón y ábrete otra cerveza.

Pica cebolla a cholón, pero mucha. Yo diría que como la mitad de la chicha empleada. (Obsérvese que no hablo de cantidades porque en CxC somos bastante brutos y se me podría tachar de desagerao).

A pochar se ha dicho. Chorreón de aceite a la sartén y que las verduritas nos entreguen lo mejor de sí mismas a una temperatura media.

Con la cebolla ya pochadita se añade la carne y le damos un primer meneo de sal y pimienta.

Abrimos otra cervecita.

Dar vueltas al mejunje cárnico.

Mientras la chicha se hace, se coge un mortero y en él se echan dos o tres ajos y una mezcla secreta de condimentos, como dicen en los documentales de fábricas de comida. Por cruentas que sean las torturas, por altas las promesas de pago, jamás confesaremos que la secreta combinación lleva comino molido y orégano en proporciones bíblicas.

Le damos de palos al asunto y lo ingresamos también a la sartén. Cinco minutitos de cocción y apañao.
En este punto, si uno se encontrara a plan -cosa que no le deseo a nadie- podría aligerar de aceite el invento por un proceso que yo denomino de “calza y gravedad”, que consiste en colocar la sartén en un plano inclinado y dejar que el aceite sobrante caiga a la zona baja. No lo aconsejo. Yo me vi obligado a hacerlo una vez por razones que no vienen al caso y la cosa, a la vez que aceite, pierde alma.

Con los elementos ya cocinados, procedemos a unirlos, para lo cual cogeremos una bandeja de horno suficientemente profunda para que acoja todo el mondongo.

No hay que ser muy listo para saber que ahora toca poner una capa de puré, una de carne y cerrar con el resto del puré.

Antes de meter el asunto al horno se le puede añadir una capa extra de huevo batido, queso, o una mezcla de ambos. Darán a nuestro preparado ese toque dorado que tanto luce. Al horno el tiempo justo para que se dore y al plato.

¡Que no me entere yo de que sobra naica!

12 feb 2014

Corriendo por BEATRIZ (CxB).

Quizá sea esta la primera entrada seria de nuestra bitácora.

La culpa la tiene BEATRIZ.


Beatriz Peláez Díaz tiene seis añitos (cumplirá siete el próximo 15 de octubre) y vive en Poblete (Ciudad Real), muy cerca de esos cerretes que nosotros utilizamos a diario para nuestros entrenamientos cortos. Beatriz no puede correr como nosotros. Tiene atrofia muscular espinal tipo III, una enfermedad degenerativa que afecta a su sistema nervioso central, a sus motoneuronas, provocándole una progresiva debilidad y degeneración muscular. Su sistema respiratorio y su musculatura se van atrofiando poco a poco. Como consecuencia de ello, Beatriz irá perdiendo capacidad para andar, moverse, comer o respirar.

Por eso necesita nuestra ayuda, vuestra ayuda. Necesita afrontar numerosos gastos para poder vivir. Necesita médicos, fisioterapia general y respiratoria, logopedas, psicólogos, máquinas para poder moverse, adaptaciones en su vivienda... 

CxC quiere ayudar a Beatriz. Y se nos ha ocurrido una idea: Este año lo pasaremos corriendo por Beatriz (CxB).

CORRIENDO POR BEATRIZ (CxB)

Nuestra primera idea fue "vender" los 168 kilómetros que recorreremos cada uno de los tres integrantes del club el próximo mes de agosto en el Ultra Trail del Mont Blanc para que todo lo obtenido por ello se destine íntegramente a hacerle a Beatriz la vida un poco más fácil. Sin embargo, hemos pensado que no sólo "venderemos" esos kilómetros, sino todos los que recorramos hasta final de año, tanto en carreras organizadas de más de 42 kilómetros, como en aquéllas que -siendo simples entrenamientos- supongan un reto especial para nosotros. El objetivo está claro, con independencia de las pruebas deportivas en las que participemos finalmente, ya que la inscripción a las mismas depende en ocasiones de sorteos, todas ellas serán realizadas por Beatriz.

Pronto os indicaremos cómo podéis "comprar" esos kilómetros para que vosotros también nos ayudéis CORRIENDO POR BEATRIZ (CxB).

¡BEATRIZ NOS NECESITA!


La ATROFIA MUSCULAR ESPINAL puede afectar de manera directa o indirecta, clasificándose en varios tipos (I, II, III y IV). Como regla general, se entiende que los tipos más bajos corresponden a variantes más graves de la enfermedad y los tipos más altos a variantes más leves.

Tipo I (También llamado Werdnig-Hoffman) 
Es el más grave y puede estar presente al nacer. Los bebés tienen problemas para sostener la cabeza, succionar, alimentarse, tragar y generalmente se mueven muy poco. Los músculos del tórax también están afectados. Mueven la lengua con movimientos ondulatorios. Generalmente, su esperanza de vida oscila entre los 2 y 6 años de edad a causa de problemas respiratorios. 

Tipo II (forma intermedia) 
Se observa en niños de 7 a 18 meses de edad. Suelen presentar debilidad muscular generalizada y pueden necesitar de la ayuda de aparatos ortopédicos, andadores o silla de ruedas. La expectativa de vida puede extenderse hasta los 20 y 30 años de edad. 

Tipo III (También llamado Wohlfart-Kugelberg-Welander) 
Afecta a niños con una edad superior a los 18 meses. Presentan signos de torpeza, dificultad para caminar, debilitamiento muscular, afectando al sistema respiratorio, a la movilidad y puede provocar retraso en el desarrollo. Viven hasta avanzada la edad adulta. 

Tipo IV 
Afecta a adultos de 30 y 40 años de edad y trae como consecuencia discapacidad para caminar. 

11 feb 2014

CxC versión "cansinos televisivos"

Bla, bla, bla...

Los de CxC no corremos muy deprisa, pero hablamos mucho.

¿Es que no hay en España más gente que vaya al UTMB?

CxC versión "cansinos televisivos"