25 mar 2014

CorriendoporelCampo con BEATRIZ

En este vídeo conoceréis a Beatriz, la protagonista de nuestra iniciativa CxB durante todo este año 2014. Beatriz es una niña encantadora que sufre atrofia  muscular espinal. A pesar de ello, derrocha una energía sorprendente que contagia a todo el que tiene a su lado. Por Beatriz, por esa energía, por su sonrisa y por su causa correremos este año. CORRIENDOPORELCAMPO corriendo por BEATRIZ. (CxB)


Muy pronto os diremos cómo podréis ayudar a Beatriz comprando KILÓMETROS para ella.


17 mar 2014

VII Carrera Urbana de Ciudad Real.

Se nos amontona el trabajo. 

Esta mañana una crónica: la de la III ULTRA TRAIL SIERRAS DEL BANDOLERO (pincha aquí si no te ha dado tiempo a leerla).

Esta tarde otra: la de la carrera de ayer, la VII CARRERA URBANA DE CIUDAD REAL.
Arriba, de izq. a dcha.: Adríán, Gema, Jorge, Mónica, Carmen, Luis,
Paco, Tori, Quique. Abajo de izq. a dcha.: Guti, Miguel Ángel
Ya sabéis que lo nuestro es el trazado natural. Lo mismo nos da que sea campo, montaña, senda, pedregal, hierba, ribera, río o arena. Huimos del asfalto como si se tratara del demonio, pero en ocasiones nos vemos obligados a acudir al reencuentro del negro y viscoso aglomerado, como cuando corrimos el QUIXOTE MARATÓN  al más puro estilo GASTRO-RUNNING.

Al principio pensamos que no, pero había varios motivos para acudir a la VII Carrera Urbana de Ciudad Real:

Mónica, la "contraria" de Miguel Ángel, intentaría por primera vez correr diez mil metros en una sola mañana. También debutaría con ella, Gema Caballero, amiga de Carmen, nuestra "miembra". 

Además, el club ALA 14, organizador de la prueba, al conocer nuestra iniciativa "CORRIENDO POR BEATRIZ" quiso sumarse a la causa y decidió entregar a "nuestra Bea" un euro de las inscripciones de aquellos corredores que no forman parte del circuito. Al final, más de ochocientos euros de ayuda, que le vendrán de perlas para hacer frente a tantas y tantas cosas básicas necesarias.

Quizá podríamos añadir un tercero: la VII Carrera Urbana de Ciudad Real es el 10.000 de nuestra ciudad.

La mañana era espectacular. Sol radiante. Sin viento. 

A las once de la mañana sonaría el pistoletazo de salida y, como estamos acostumbrados a madrugar más y necesitamos acumular kilómetros, Guti, Luis, Jorge y yo decidimos quedar a las 10 para subir corriendo a La Atalaya y así sumar otros 10 km. al domingo. 

A las once menos diez estábamos otra vez de vuelta, el tiempo justo para ponernos el dorsal, secarnos el sudor y salir con otros mil setecientos "amigos" a hacer un poco de deporte por nuestra ciudad. Bueno, un poco por la ciudad y un mucho por las zonas más desiertas de la población. Parece que una carrera urbana popular de mil setecientos participantes debería empezar a ser algo importante para nuestra ciudad. No sé de quién será la culpa, pero no debería volver a pasar. Hay que conseguir que "nuestra" carrera se corra por la ciudad, evitando los polígonos o, como en este caso, unos desolados 6 km sin salir del Campus Universitario que se hace eternos. ¿Cuándo será esta carrera una fiesta de todos? Para los que corren y para los que miran. Para los de aquí y para los que nos visitan. En fin...

A lo que íbamos. Esta vez seríamos nueve miembros (c.p.) de CxC los que correríamos: Luis, Jorge, Miguel Ángel, Guti, Paco, Tori, Carmen y yo. Y como nuestra vocación tiene más que ver con el tocino que con la velocidad, decidimos que esta vez no iríamos rápido (o, al menos, no todo lo rápido que podríamos ir). Esta vez correríamos de acompañantes (como en las bodas). Teníamos que animar y ayudar a que otros consiguieran su reto. Mónica y Gema correrían un diez mil por primera vez y Adrián -el gladiador barefooter- correría "a pelo", descalzo, sin nada entre el asfalto y la piel de sus pies. Así que, desde un primer momento, aquello se convirtió en una fiesta. Además, también se sumó al grupo nuestro rugbier preferido, Nico.

La fiesta de los diez kilómetros, comenzaba con palmas, gritos de ánimo y chascarrillos para contrarrestar la mirada concentrada de Adrián y el nudo en la garganta de Mónica. Gema, sin embargo, se puso la cara de felicidad a las once en punto y se fue con ella a casa después de las seis de la tarde cuando se despedía de nosotros.
Desconcentrando a Adrían. Por detrás, Gema, Carmen y Mónica
El público era algo más numeroso de lo habitual. Ayudaba el espléndido día y la temperatura ideal para estar en la calle. Sin embargo, su frialdad era la normal. Algunas caras de extrañeza y otras de contrariedad. Sin embargo, nuestras manos y nuestras gargantas simulaban la algarabía necesaria para llevar en volandas a los que luchaban contra sus miedos, tanto que, en ocasiones, lográbamos contagiar a quienes nos veían y oían arrancando sus palmas y sus ánimos para el grupo. La alegría contagia alegría y nosotros no corremos muy bien, pero corremos muy alegres, sin duda.
Barbie-Runners. Las tres de rosa flower-power
Poco a poco pasaban los kilómetros y, a pesar de que hubo momentos de "intensidad emocional", la meta estaba cada vez más cerca. Gema y Adrián seguían disfrutando y Mónica apretaba los dientes para demostrarse que es fuerte, que el dolor es relativo y que uno, cuando se lo propone, consigue casi cualquier cosa.

No hubo metro, ni minuto sin sonrisa.

Y si alguien se resistía a animar, Paco tomaría cartas en el asunto.
Al lado de Paco, todos somos unos "mierdas-secas"
Y llegamos al Paseo de la Universidad. El polideportivo estaba a escasos metros, los mismos que justo al llegar casi a su puerta, te hacen doblar, mandándote hasta la rotonda más cercana para volver después a encarar la entrada al estadio. A punto estuvo Mónica de acordarse de todos los antepasados (vivos y muertos) del que diseñó el circuito. Se acordó de ellos en Portugues, su idioma natal.
Paso por la calle Calatrava.
Foto cogida prestada a M. HERRERA. 
Pronto se oiría al speaker animarnos. Recta de meta. Paula, mi hija, corre de mi mano. ¡Vamos, Papi! - grita. Todo son sonrisas. Caras de satisfacción. 

Todos nos adelantamos y hacemos un pasillo a quién más ha sufrido para llegar a meta. Mónica pasa entre nosotros rodeada de palmas y gritos de "campeona". Las lágrimas llenan sus ojos de emoción hasta que éstas se mezclan con la más grande de las sonrisas cuando oye a su hijo Miguel decirle: Mami, ¿lloras por llegar la última? 

Un día espléndido para nuestra carrera más lenta y, a la vez, más divertida. Seguro que todos la recordamos durante mucho tiempo. Los debutantes no la olvidarán jamás. Es lo que tiene esto...

Y para rematar, pollos asados y cerveza como si se fuera a acabar el mundo. Y, al final, lo que se acabó fue la cerveza del bar. 

Y por si todo eso fuera poco, nos acompañaron a la hora del café Beatriz y su hija Beatriz (nuestra Beatriz)

Día CxC, carrera CxC, risas, comida y bebida CxC. ¿Se puede pedir más?

Por cierto, enhorabuena a Tomás (el aspirante) porque mientras tanto, él corría solo la Marató de Barcelona en 3:54, reponiéndose, además, de un pajarón de campeonato. Esperamos su crónica. 
¡Enhorabuena, Tomás!

III Ultra Trail Sierras del Bandolero

Aquí estoy otra vez.

La central de CxC en Ciudad Real me ha pedido que haga una crónica de mi carrera del pasado día 7, III Ultra Trail Sierras del Bandolero. Parece ser que soy el miembro (c.p.), delegación de Murcia, que más kilómetros ha hecho seguidos sin morir en el intento, record que ostentaré hasta finales de Agosto donde con total seguridad otros miembros (c.perdón) me sustituirán y me quitarán esta carga.

Comentar que la carrera fue dura de cojones y no por su longitud, que 150 kilómetros se hacen muy cómodamente, ni por el tiempo que tardé, 33 horas justas, ni por el desnivel 5.700 metros positivos y los mismos negativos, sino por el tipo de terreno.  Rocas y piedras de todas las formas y tamaño nos acompañaron en gran parte de la carrera y nos impidieron sobre todo poder correr en las bajadas. Me habían comentado que esta zona era la más lluviosa de España pero me podrían haber dicho  también que era la que más piedras tenía por metro cuadrado.

Esta aventura la hice junto a mi amigo Johan, nacido en el norte de España,  concretamente en Suecia y que emigró a Murcia como yo, por amor. Gran corredor y mejor persona que perfectamente podría ser un CxC puesto que mide más de 1,80 (yo estoy trabajando en esto), es de buen comer  no haciéndole ascos a nada, prefiere la cerveza al agua y lo más importante, en las carreras no tiene prisa por llegar y disfruta corriendo por la naturaleza.

Aviso que yo no tengo la capacidad monologista de los que habitualmente escriben en este blog por lo que mi crónica no será tan divertida e interesante como estáis acostumbrados y  lo mismo os parece un pelín larga, pero consolaros sabiendo que podría ser peor ya que 33 horas de carrera dan para mucha más crónica. Espero que disfrutéis leyéndola tanto como yo corriéndola y seguro que con menos dolor de pies.

 
Como siempre, les dedico esta aventura a mis hijos,  Daniel, gracias por la pulsera de la suerte, ¡otra vez funcionó!  y Claudia, llevar tu chupete colgado en la mochila viéndolo de vez en cuando me daba mucha fuerza y a mi mujer Isa por colaborar para que este fin de semana fuese perfecto e inolvidable.
        
Disfruté mucho de las 33 horas que tardé en llegar a meta. Me encantan estas pruebas y veo que cada vez estoy mejor preparado. Si, ya sé que nunca ganaré una, pero también sé que es muy probable que las termine todas (salvo lesión). Dosifico bien y según pasan los kilómetros me voy encontrando cada vez mejor, incluso me permití el lujo de correr con cierta normalidad en el tramo final.

Han pasado unos días y me voy dando cuenta de la "proeza" que he logrado. Nunca podría imaginar que yo, un tío muy normalito, sin grandes cualidades atléticas, muy atractivo si (pero esto aquí no cuenta), pasando largamente de los 40 y llevando en esto solo dos años y poco pudiera realizar este tipo de carreras con "relativa facilidad". He demostrado que con un poco de entrenamiento, algo de esfuerzo, sacrificio y mucha ilusión puedes conseguir casi lo que te propongas y me siento muy orgulloso.

He dicho antes que disfruté mucho, pasándomelo genial y gran culpa de ello la tuvo mi amigo Mr. Johan Svensson. Estuvimos juntos desde el km.0 al 150 y quien entienda de ultras sabe lo complicado que es en estas carreras que esto suceda. Fue el compañero perfecto y nos compenetramos muy bien, mismos ritmos, mismo tipo de humor, mismas fuerzas..., no teníamos que esperarnos y dependiendo de quién estuviese mejor en cada momento uno iba delante y otro detrás..., ¡si hasta parábamos a mear a la vez!, eso es compenetración y lo demás es tontería.
Bueno, esta es mi, nuestra aventura (y tranquilo Johan que todo, todo, no lo voy a contar)....
 
SPANISH SWEDISH TEAM - SOMOS BANDOLEROS. 

El día de la carrera, mientras nos hidratábamos convenientemente con cerveza (he leído que viene bien) en una terracita acompañados de nuestras familias, revisamos la estrategia a seguir en la prueba…, llevar un ritmo cómodo, caminar en todas las cuestas arriba, correr en llanos y cuestas abajo y parar lo justito en los avituallamientos. También quedamos en que no había compromiso de  ir juntos, en estas carreras tan largas pueden pasar mil cosas y si alguno estaba más fuerte y quería marcharse no pasaba nada, no habría “represalias” ni malos rollos. Ninguno “obligaría” al otro a quedarse y esto aunque no lo parezca, es amistad. Nuestro objetivo, llegar y si es posible tardar entre 26/28 horas (he de decir que nos pasamos toda la carrera calculando y calculando el tiempo de llegada).

Recogiendo los dorsales

Llegamos a la plaza donde se daba la salida con el tiempo casi justo. La música de Curro Jiménez sonaba de fondo y corredores junto a familiares disfrutaban del ambiente. Nos acercamos a dejar las mochilas para el km.60 (Ronda) y 108 (Villaluenga) y en ese momento me suena el móvil, “ostras, ¿quién será?, ¡ni correr me dejan!”. Era mi amigo José Mariscal, me había olvidado de él. Iba a correr aquí como preparación a otra carrera que va a hacer en agosto de no sé que del MontBlanc y sabiendo de mi grácil ritmo me había comentado que tenía pensado acompañarnos a Johan y a mí.  Mientras nos despedíamos de nuestras familias apareció, nos saludamos y me dijo que alguien quería verme (alguna fan imaginé), pero no, era Antonio Morales, me hizo mucha ilusión conocerle en persona por fin, hablamos un ratito, me confirmo que ya está prácticamente recuperado y después de la foto no fuimos a colocar en el pelotón de salida, por el final, pá no molestar.
Despidiéndonos
Junto a Antonio Morales y José Mariscal poquito antes de la salida
3, 2, 1, y empieza la aventura. Salimos con un ritmo suave, damos la vuelta a la plaza y en poco tiempo dejamos el pueblo atrás comenzando la primera subidilla que hacemos ya caminando para ir reservando fuerzas. Sin mayor dificultad llegamos a El Bosque, donde ahí sí, empezaría la primera subida importante por un cortafuegos. Bastones y a subir. El sóleo me empieza a molestar (llevaba unos 20 días con molestias justo ahí y pensé que ya se me habrían pasado, pero que volvieran otra vez cuando me quedaban unos 138 km para la meta fue un mazazo bien grande), no voy cómodo y me empieza a angustiar saber con seguridad que voy a tener que abandonar en cuanto eso vaya a mas. A mi compañero no le digo nada, con uno preocupado sobra. Cuando el terreno mejora y puedo correr voy mejor, sólo me molesta al caminar y el problema (lo sabría después) es que en esta carrera se camina y mucho. 

Bajando hacía Llanos del Campo (Km.13.9) paramos en una zona amplia a ponernos los frontales,  veo a José que también ha parado y enseguida se marcha, ¡que prisa tiene siempre este chico!, su ritmo es mayor que el nuestro, aunque nos volveríamos a encontrar muchas horas después.
      
El tiempo va pasando rápido. Llegamos a Llanos, rellenamos bidones y salimos caminando mientras nos tomamos un sándwich en busca del Puerto del Boyar (km.20). El terreno se complica, barrillo, charquitos, piedras..., hacen que no se pueda subir cómodo. Cuando no hay una cosa hay otra, pero lo peor son las piedras, las putas piedras. El camino es cada vez más complicado, pises por donde pises hay piedras y mientras más asciendes peor es. Tras llegar arriba y empezar a bajar, empeora, el camino es una especie de río de piedras de todos los tamaños y formas, es difícil hasta andar. Por fin parece que la cosa mejora, corremos donde podemos, ya sean 3 metros o 20, pero enseguida vuelven las p. piedras y el desnivel torna hacia arriba.
      
Una compañera con la que compartimos un tramo nos avisa de que la bajada a Villaluenga es muy, muy complicada, ¿peor que hasta ahora? ¡imposible!, pienso. A pesar de las p piedras no llevamos mal ritmo ya que vamos adelantando a compañeros, incluso cuando se empieza la bajada a Villaluenga (km.32.6) por casi una pared vertical, algunos corredores nos ceden el paso. Al final la bajada no era para tanto, muy empinada (c.perdón) eso sí,  pero incluso pudimos correr algunos metros.
Por ahí bajamos de noche a Villaluenga        
Me quedo alucinado, miro el GPS y hemos tardado 7h 27’ en recorrer 33 kilómetros, ahora empiezo a entender los tiempos de esta carrera en la edición anterior (sin lluvia). Ya he dicho que nos pasamos toda la carrera haciendo cálculos, en cada avituallamiento o entre ellos volvíamos a calcular..., si hemos tardado tanto en estos kilómetros tardaremos tanto en el doble y llegaremos a meta en xx horas, obviamente nunca acertábamos y fuimos cambiando de objetivo, pasando de intentar llegar en 26/28 horas a meta a llegar antes que el gran SuperPaco en la I edición, 35 horas (de mayor quiero ser como él). En algo nos teníamos que entretener... 
     
Reponemos, picamos algo y salimos, siempre caminando un ratito por las calles desiertas del pueblo. Es llano, ¿corremos?, esta era una pregunta frecuente de Johan. Claro, a eso hemos venido,  e intuyendo lo complicado de algunas zonas futuras venía muy bien adelantar lo máximo posible mientras pudiéramos.
      
Subida dura en busca del Refugio de los Llanos de Libar (km.41.4), como creéis ¿con piedras o sin ellas?. Antes de esta subida un fuerte aire nos obligó a ponernos los cortavientos. Una vez arriba aunque el nombre de la zona te indica como es el terreno tampoco se puede correr mucho, ya que el verde suelo tiene bastantes tramos con barro y agua. Por fin un camino de tierra apto para correr que nos lleva hasta el refugio. 41 km., en 09h20’ no está mal. Rellenamos agua, me tomo un spididol (por la molestia), me hago un recoverx (batido recuperador) y salimos en busca de Montejaque.
      
Llegamos a un tramo de pista, Johan hace la pregunta y nos ponemos a correr. Aunque el terreno es llanito, cuando hay algún tramo de subida nos ponemos a andar (siempre reservando fuerzas). Miro hacia el cielo y se ve precioso, estamos caminando bajo cientos de estrellas que nos iluminan. Se lo indico a mi compañero y comenta lo romántico de la situación. Uy, uy, momento brokeback mountain le digo, nos reímos y.... no puedo contar más.
      
Llegamos a Montejaque (km.50), son casi las 5 de la mañana y estamos bastante bien, yo sigo con la molestia cuando camino pero me anima el pensar que si en 11 horas no ha ido a mas es muy posible que siga así. Rellenamos, picamos algo, nos despedimos de una simpática voluntaria (vivió en Cartagena) que nos hizo la foto de abajo y salimos en busca de Ronda. Volvemos a calcular..., 50 en 10:45 horas, 100 en 21,3 y 150 en 32 y pico..., vamos bien.
Montejaque, km 50. ¡Qué contentos se nos ve!       
Mientras caminamos por el pueblo alcanzamos a un grupito de Valencia, estuvieron en nuestra anterior ultra y conocen a Johan, charlamos un ratito y en cuanto el terreno se pone favorable nos despedimos y nos ponemos a correr. Un camino bastante largo y ¡sin piedras!. Estamos ya a las puertas de la ciudad, es un tramo de carretera y nos vamos cruzando con corredores que vuelven de Ronda, uno de ellos me llama, ¡ostras!, es José, qué mákina,  hablamos unos segundos y seguimos en direcciones opuestas. Para llegar al avituallamiento hay que subir una gran pendiente, primero por tierra y después por carretera y eso hacemos. 
      
Km.60. 12h26' de carrera. Aquí teníamos una mochila pero yo dejé más que cogí. Reponemos bidones, un par de magdalenas y salimos caminando por las calles de Ronda. Los dos habíamos hecho los 101Ronda y nos trae bonitos recuerdos volver a pasar mientras corremos por la Alameda (meta), plaza de toros, el puente y la cuesta del cachondeo pero esta vez bajándola.
      
Y por fin amanece. La aparición del sol nos recarga y nos da fuerza, por lo menos ahora podremos contemplar el bonito paisaje de esta Sierra. Nos empezamos a cruzar con corredores, ahora son ellos los que suben hacía Ronda y nos damos ánimos mutuamente (los ultreros somos muy educados). Aprovechamos que el terreno es favorable para correr hasta que llegamos a otra subida y poco a poco llegamos a Benoajan km.74, 3 en 15 horitas, solo nos queda la mitad. Atravesamos el pueblo y no vemos el avituallamiento, cuando pensamos que nos lo hemos saltado aparece en una de las últimas casas. Rellenamos, picamos algo y salimos.
      
Ahora vamos por sendero paralelos a un río y seguimos con nuestra rutina de alternar el correr con caminar. Llevamos bastante tiempo sin ver una baliza y nos empezamos a preocupar, la lógica nos dice que vamos en la dirección correcta pero no ver marcas nos "mosquea". Pregunto a un par de excursionistas y me confirman que vamos en dirección a Jimera de Libar. Un poco más tranquilos seguimos el sendero hasta que al final encontramos otra vez las cintas de la carrera. El calor empieza a apretar, yo sigo con tres capas térmicas y el cortavientos, el sueco hace tiempo que va en manga corta. El avituallamiento está al final de una no muy dura pero larga subida y por fin llegamos.

Interactuando con la fauna autóctona     
Jimera de Libar km.84, 6 - 16h46' de carrera. Me empiezo a encontrar mal, no me entra comida y me tomo otro recoverx. Se lo comunico a mi pareja y salimos caminando, el terreno es cómodo hacía abajo, me da rabia no poder correr pero sé que se me pasará. Aprovechamos para llamar a nuestras mujeres, teníamos pensado quedar con ellas en algún pueblo pero no podemos concretar el lugar al no saber muy bien calcular el tiempo de llegada, quedamos en hablar más tarde e intentar vernos en Grazalema (km.108). 
      
En apenas 10' me he recuperado, el camino no tiene piedras (no durará mucho) y nos ponemos a correr donde se puede. En una parada técnica (echar una meada) aprovecho y me quito ropa quedándome "solo" con dos térmicas (lo siento, soy muy friolero). Nos encontramos con algún corredor y con fauna autóctona de la zona, vamos por camino o pista y aprovechamos para avanzar. Nos llaman, miramos y unos corredores que van por otro camino nos dicen que nos hemos equivocado y era cierto, nos habíamos saltado un desvio, menos mal que iban detrás de nosotros. El siguiente pueblo se ve ya a lo lejos en lo alto y tras subir una larga pendiente entramos en sus calles y llegamos al avituallamiento.

Parada técnica junto a nuestras amigas las piedras
Cortés de la Frontera.Km.94, 7 - 19h12' de carrera. Me tomo un vaso de coca cola y me dan arcadas, aquí tienen arroz para comer pero no me apetece nada, otra vez me encuentro mal. Me acuerdo de algo que leí sobre estas carreras    " Si te encuentras bien, come, si te encuentras mal, come" y me obligo a comer aunque solo pude un poco. Johan está sentado al fondo, le veo comer y beber con ganas. Cuando nos ponemos en marcha se lo comento. Sé que me voy a recuperar pero el problema es que ahora viene una dura subida, miro hacía el fondo donde está el pico al que hay que subir, casi no se ve el final. Un compañero que nos acompaña en este tramo nos confirma que hay que subir hasta casi arriba del pico, ¡qué bien!. Dejamos el cómodo camino y empieza otra vez un sendero con piedras, yo la verdad es que cada vez me estoy encontrando mejor y al poquito estoy recuperado otra vez, de hecho en la subida adelantamos a algún compañero, uno de ellos nos dice que a los finisher les van a dar una chaqueta bastante chula, nosotros no sabíamos nada de esto y aunque parezca una tontería es una motivación extra para llegar (todo lo gratis nos motiva). Tras pasar por segunda vez por los Llanos del republicano enlazamos con una complicada bajada (la hicimos por la noche subiéndola) en busca otra vez de Villaluenga.
      La bajada tiene unas bonitas vistas y preciosas piedras, se ve una gran llanura abajo y al fondo monte. Miro el GPS y me dice que estamos en el km.107 y en ese kilómetro debería estar el pueblo pero desde ahí arriba no se ve nada. ¿Nos habremos equivocado de camino?, no, un cartel nos indica que por ahí se va a Villaluenga pero también pone que estamos a 1h 30' de el??, no lo entendemos. Preguntamos a otro par de excursionistas y nos confirman que tras unas lomas que están al fondo (muy al fondo) está el pueblo, pues nada, a seguir, que ya llegaremos. Y tras otra subida esta vez por carretera con su correspondiente bajada llegamos a las puertas del pueblo.

Villaluenga del Rosario. Km.108 - 22h57' de carrera. Aquí nos ponemos las botas a comer y beber (raro en mí), 4 mini bocadillos de tortilla y frutos secos que me sientan fenomenal. Dejamos alguna cosa en la mochila que teníamos aquí, Johan se cambia de ropa (es muy coqueto)  y tras darme vaselina en cierta parte salimos paseando por el pueblo.

Preguntamos y nos dicen que la vuelta no es tan dura como la ida por esta parte pero aún así hay que subir bastante antes de bajar hacia Grazalema. 

Momento importante, 23h46' de carrera, Johan ha batido el record de horas corriendo (GTP 2012) yo lo había batido hacía 5 horas.

Y empieza la subida, con rocas y piedras, muchas piedras. Llevamos un buen ritmo y arriba en un pequeño descanso nos encontramos con unos corredores que dudan por donde seguir, aquí nos alcanza otro corredor, es Fali el coleta, un fenómeno (le había visto en el avituallamiento y me extrañó que fuese tan atrás, o yo tan delante). Subimos en filita, los demás corredores le han reconocido y el trayecto se hace ameno ya que le van preguntando cosas sobre el UTMB y el Tor des Geants que ha corrido. Miro atrás y no veo a Johan, ha hecho una parada técnica y me quedo a esperarle. Seguimos subiendo a buen ritmo y en el final de la subida volvemos a alcanzar a los amigos de antes. Le pido permiso a Fali para adelantarle (a los figuras se les pide) y aprovechando que es bajada y no hay demasiadas piedras nos vamos corriendo. En una parada que hacemos a mitad del descenso Fali nos alcanza y aprovecho que estamos solos para hacernos una fotitos. 
Con Fali, el Coleta, muy majete él
Seguimos bajando y la segunda noche en carrera nos acecha, en poco tiempo la oscuridad nos envolverá de nuevo y nos ponemos los frontales. Vuelve el terreno complicadillo, las luces de Grazalema se ven ya al fondo y justo en ese momento recibimos una llamada de nuestras chicas. ¡Están abajo esperándonos! ¡ Que subidón!. Tardamos una media hora en llegar y al final de una calle las vemos con nuestros niños. Os podéis imaginar lo que sentimos tras 119 km y 26h37’ de carrera al encontrarnos con  nuestras familias, sin duda el momento más importante y feliz de la carrera y lógicamente fue el avituallamiento en el que más tardamos. Por cierto, nos enteramos de que unas señoritas (no voy a dar nombres) confundieron unas tumbonas de playa y una mesita de camping con vasos encima que estaban en la puerta de una casa, con el avituallamiento, la señora allí sentada,  entre risas les indicó que el avituallamiento ¡no era ese!, que estaba en el polideportivo del pueblo.
Con mi nena en el avituallamiento de Grazalema
Nos despedimos y salimos del pueblo. Es cuesta arriba pero por un camino bastante bueno. Vamos más o menos bien,  mi molestia prácticamente ha desaparecido aunque ahora tengo cargados los cuádriceps y Johan hace unos kilómetros que tiene dolor por detrás de una rodilla en el gemelo. Parece que estamos participando en un maratón pero de baile flamenco por el dolor de piés que llevamos, aunque podemos seguir con nuestra "estrategia". En esta parte ganamos algo de tiempo ya que las piedras por fin han desaparecido y sin apenas darnos cuenta estamos ya en Benamahona Km.131.

Unos calditos, un par de bocadillos de tortilla y nos vamos en busca del penúltimo avituallamiento de la carrera. Transitamos pegados a un río, siguiendo su curso, son solo 5 kilómetros y no se hacen largos.

El Bosque Km.138. Aquí prácticamente ni paramos, solo lo justo para que tomen nota del dorsal. Salimos andando y en cuanto podemos volvemos a correr. Nos damos cuenta de que vamos bastante mejor que los corredores a los que adelantamos ya que somos los únicos que corremos. Aquí le cuento a Johan lo de mi molestia, ya estoy seguro de que termino la carrera me pase lo que me pase, aunque tenga que ir reptando a meta. El terreno está muy bien, camino de tierra y carretera asfaltada, seguimos corriendo donde se puede y adelantando a compañeros que nos animan y animamos. Prado del Rey se ve ya al fondo y arriba,  hacemos nuestro último cálculo, quedan unos 3 km y unos 20’para bajar de 33 horas, pero no sabíamos que aún nos esperaba una de las cuestas más largas y durillas de la carrera, sobre todo porque llevamos 146km en nuestras piernas.

Prado del Rey Km.150. Hemos entrado en el pueblo y subimos caminando, no queda ya nada y aunque la subida se las trae tenemos fuerzas suficientes para empezar a correr antes de acabar la cuesta. La poquita gente que hay nos anima y lo agradecemos. Giramos a la derecha y enfilamos la calle que lleva a la plaza donde está la meta, aquí hay algo más de gente que nos aplaude y anima. Paramos un par de metros antes, nos damos la mano y entramos en meta. SOMOS BANDOLEROS.

Llegada a meta en 33h00'21''. Posiciones 97 y 98 de 385 participantes
Reponiendo fuerzas en meta con nuestras flamantes chaquetas de finishers
Felices al día siguiente, reponiendo electrolitos
El Team al completo. ¡Qué bien lo pasamos!