Miniatura de Jean Froissart (S.XV) describiendo la Batalla de Montiel en su libro "Crónicas". Visto en WIKIPEDIA |
El año pasado descubrimos que no solo es una carrera curiosa. Es una GRAN CARRERA. (pinchando AQUÍ podéis leer la "crónica" del año pasado)
Cuando empiezas en esto del carrerismo popular sueles dar con lo que tienes más cerca y es más fácil, al menos en esta zona en la que vivimos nosotros. Aterrizas en el asfalto. Entonces, todas las carreras te parecen perfectas. Te cautiva el ambiente, la organización, el recorrido, superar tu meta, mejorar el tiempo, la bolsa del corredor, ver a cientos de personas haciendo lo que a ti te gusta (sigo hablando de correr, eh). Pero, cuando llevas unas cuantas pruebas a la espalda (digo, a las piernas) empiezas a cansarte de ciertas cosas. Y te cansas mucho antes si, como nosotros, descubres eso de correr por el campo...
Te empieza a aburrir el asfalto (hasta un punto en el que incluso huyes de él). Te empieza a dar igual si te dan bolsa del corredor o no. No importa el tiempo que hagas o si la distancia está perfectamente medida al milímetro (que cansinera oír eso de "le faltaban 150 metros a esta media maratón" o "el circuito está mal medido, le sobran 100 metros a los 10.000") Cuando oyes esas cosas te dan ganas de decir lo que dice el Montieleño de moda, José Mota, en su versión del Cansino Histórico: ¡Vaustealamieeeerrda! Además, los que dicen esto no ganará una carrera en su vida, les pongan más o menos metros... ¡La gente corre más con la boca que con las piernas!
Sin embargo, la carrera de Montiel es una carrera para pasarlo bien, una auténtica carrera popular, una carrera especial.
El pueblo está engalonado al estilo medieval, con mercadillo, cortesanos, caballeros, señores, nobles, pasacalles, representaciones... La distancia es asequible: unas dos leguas. No sabemos si castellanas o imperiales, pero no pasa de 10 km, con dos puntos de avituallamiento líquido. Tiene un carácter conmemorativo histórico: la Batalla de Montiel, un enfrentamiento bélico enmarcado en la Guerra Civil de Castilla e, incluso, en la Guerra de los Cien Años (lo podéis ver aquí, pinchando en ESTE ENLACE). Su trazado discurre por el pueblo y por caminos rurales cercanos en perfecto estado, rodea lo que en su día fue el Castillo de San Polo, pasa por dónde tuvo lugar la batalla, por el monolito conmemorativo de D. Pedro I "El Cruel", se sube al Castillo de la Estrella, donde se toma el mismo, se recoge un testigo de manos de simpáticas y guapas cortesanas y se baja nuevamente para llegar a meta en un suspiro. Además, por un precio popular de verdad: 5 euritos.
Hay corredores disfrazados con atuendos medievales, con cascos, espadas... y no falta un nutrido grupo de lozanas y bellas mozas con sus pololos o enaguas o lo que sea, sus corpiños, sus zapas de running y su deslumbrante sonrisa.
Fotografía robada de http://extenuacion.wordpress.com/ |
Y si no subes al castillo, no te ponen el pañuelo (testigo); y si no tienes pañuelo, no te ganas lo que sería la bolsa del corredor que, en este caso, está formada por dos tickets que puedes canjear en la plaza del pueblo por sendos bocatas riquísimos a elegir entre chorizo blanco, rojo o panceta que no se los salta un galgo. Ricos, ricos y de un tamaño pornográfico, como dijimos el año pasado.
Además, también corren "las Blasas", personaje también del lugareño José Mota, con sus faldas, sus enaguas, sus mandiles, sus pañuelos negros a la cabeza, sus tocas y su varas. Las Blasas no son otros que los cachondos del Club TUERCELINDES, unos tipos muy simpáticos, muy "normales" y muy cercanos. De hecho, tenemos pendiente un hermanamiento TUERCELINDES-CORRIENDOPORELCAMPO del que tendréis noticia por este blog (esperemos que no por las autoridades sanitarias... que también son de beber y comer como si se acabara el mundo...) Al terminar la carrera estuvimos un buen rato con ellos al cobijo del tenderete de los chorizos, apretándonos una gordas de cerveza que nos supieron a gloria. También celebramos que Antonio (el Presi de los Tuercelindes) ganó la carrera en 37 minutejos de nada. ¡Cómo corre! Y conocimos a bastantes miembros del club con los que aún no habíamos coincidido: A Paco, Félix, Carmelo... Otros estaban en la media de Bolaños dándole a la zapatilla.
Con los Tuercelindes en una foto que le cogemos prestada de su blog |
Al final, una jornada entre amiguetes, de risas, cachondeo, chascarrillos, chorizos, cerveza a cholón y, además, un rato divertido de carrera por Montiel.
PD: Qué sí, que corrimos...
3 comentarios:
Di que sí, muy bien contado.
Al final os vais a hacer famosillos.
Anónimo, muchas gracias!
Stephen, como esto siga así iremos a Sálvame (de Luxe, claro) y te relacionaremos con alguna dirigente pepera amiga de las intersecciones sin semáforo. La liamos...
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