Una de las cosas que más me
gusta de correr por el campo es diseñar el itinerario que voy a seguir. La
confección de la ruta se convierte de esta manera en una parte muy importante
de la actividad que, en lugar de reducirse a salir al campo a correr o a andar,
comprende también una labor de diseño y programación.
¿Qué hace que una ruta tenga
sentido? La ruta es desplazamiento y consiste en ir de un punto a otro. Una
ruta es buena, creo, si la conexión entre ambos y la acción misma de ir desde
el primero hasta el segundo tienen un fundamento, si hay razones para elegir
esos dos puntos y para decidir unirlos físicamente poniendo un pie delante del
otro. A Jorge esto no le interesa lo más mínimo porque, como todo el mundo sabe,
es un ser abyecto incapaz de amar que sólo busca la rápida satisfacción que le
proporciona machacarse el cuerpo a base de kilómetros.
Observen el inquietante aspecto del sujeto |
Como en otras cosas relacionadas con el correr, lo que he
llegado a pensar acerca de este tema también resulta de lo escrito por Luis
Arribas, en cuya opinión la historia nos proporciona con frecuencia buenas
razones para decidir hacer una concreta ruta. A Quique también
le gustan las rutas históricas y por eso querría unir Toledo con Las Navas o le
hubiera gustado seguir los pasos de Napoleón. Pueden también encontrarse
razones geográficas para hacer una ruta: la remontada de un rio
o el recorrido de una sierra o cordillera. En algunas rutas el
sentido surge de la voluntad de seguir un camino y en otras de la de iniciar
uno nuevo. Hay ejemplos de estas y de otras razones en los proyectos de Sergio
o Yoku.
La ruta de Calatrava reunía algunas de estas características.
Sale del Castillo de Calatrava la Vieja, en el término de Carrión de Calatrava,
al que tan unida ha estado parte de mi familia y, después de 60 kilómetros, llega
al castillo de Calatrava la Nueva, en Aldea del Rey, en el mismo desplazamiento
hacia el sur que realizó la orden a medida que la nueva frontera se
consolidaba. Los calatravos se mudaron
porque, a pesar de los reveses, iban ganando la guerra o lo que
quiera que aquello fuera. Pero al mismo tiempo, el desplazamiento lo fue
también, en los mismos términos, de los que la iban perdiendo. Unir dos
castillos, por tanto, y precisamente esos, era una buena razón. No peor que la
de recordar que la Administración regional se ha deshecho de la gestión, entre
otros, de ambos lugares, renunciando a cumplir las responsabilidades que les
son propias. Por no hablar de que se trata de una parte de aquella otra ruta
más larga que algún día haremos.
Ya tenemos los dos puntos y queremos unirlos. Ahora es
preciso decidir por dónde vamos a ir y en esto entran los mapas y los caminos
que en ellos aparecen. Porque resulta que los caminos de los mapas existen en
la realidad y van precisamente por dónde en ellos se indica. Esa conexión entre
la realidad del suelo y su representación en el mapa es lo que hace que éste
nos atraiga y que sigamos los caminos con el dedo, imaginándonos a nosotros
mismos en pequeñito desplazándonos dentro de las dos líneas paralelas. Del
Castillo a Carrión por el camino de la ermita; allí cogemos el camino de
Miguelturra; después el que baja hacia el sur, trazado como con regla, hasta la
fuente del chorrillo; allí nos pegamos al cauce del Jabalón y continuamos hacia
el sur hasta que lo podamos cruzar por alguno de sus puentes, que durante todo
el invierno y la primavera han estado cubiertos por el agua y que todavía hoy
siguen estándolo; del río hacia Aldea ya viendo al fondo la atalaya de Calzada;
desde Aldea al castillo por un tramo de la ruta de don Quijote. Durante meses
he estado mirando mapas y confirmando sobre el terreno que, efectivamente, lo
representado existía.
Algun dia conquistare el mundo (sin tildes) |
Y disfrutando como un cochino en el barro, literalmente.
En alguna de esas escapadas se me ocurrió que podríamos
organizar la ruta de Calatrava de forma que pudiéramos hacerla todos los que
somos o estamos alrededor, con independencia de la condición física y de las
aficiones de cada uno. Pensé que lo único necesario era seleccionar varias
distancias y calcular los tiempos en que cada una de ellas se podría hacer
andando, corriendo o en bici, con la finalidad de que todos llegáramos más o
menos a la vez o dentro de un intervalo manejable. Al final, claro, unas migas
reparadoras. De esta manera la ruta se convertiría en un proyecto deportivo, de
conocimiento del entorno y de reunión de gentes a las que les guste, en grados diversos,
el campo, la actividad física y las migas.
Pero todo se torció en la ejecución. Finalmente, en lugar
de hacer una convocatoria con tiempo, avisando de las diferentes modalidades y
horas de salida, me entraron las prisas porque tengo todos los fines de semana
ocupados y veía que el asunto se iba a tener que retrasar hasta después del verano,
así que de un día para otro lo pusimos en whatsapp y en fb y a las 6:30 de un
sábado estábamos saliendo 12 zumbados del Castillo de Carrión (al campo, "asombrados al ver con cuanta facilidad habiamos dado principio a nuestro buen deseo..."). Algunos nos
acompañaron sólo unos kilómetros porque estaban con un calendario de
entrenamientos de esos serios, Miguel (Miguelturra) se vino 30 kms. y el resto
(Jorge, Quique, Juan Carlos y yo) seguimos hasta el final. Realmente yo me quedé
justo antes de llegar preparando la logística del tercer tiempo en VillaIsabelica, donde dan jamón ibérico con full recovery de ése. Los otros tres subieron al Castillo y golpearon la puerta con la
cabeza.
Corriendo |
Zampando |
Andando |
Recuperando |
María y Raquel la hicieron en bici. En la zona del
Jabalón se perdieron varias veces porque la mayor parte de los caminos están
ocultos bajo la yerba que ha crecido como consecuencia de permanecer inundados
durante semanas. Pero finalmente se hicieron 64 kilometrazos que a mí por lo
menos me dejaron estupefacto.
Las 9 horas que nosotros estuvimos corriendo y caminando
dieron para mucho entre risas, cansancio y satisfacciones. Probablemente fuera
el último fin de semana antes de que el campo de la zona se terminara de
agostar. Y sin embargo tengo la sensación de que la ruta se me ha escapado viva
por no haber llegado a organizarla en condiciones. En cualquier caso, como
diría aquel ilustre pensador español, no hay mal que por bien no venga: el año
que viene así lo haremos y espero que se anime mucha gente en bici, corriendo o
paseando. Ahora lo que toca es pensar en Peñalara y, el rato que quede libre,
en qué otros dos puntos vamos a unir próximamente.
1 comentario:
Y nosotros sin ver esta ruta, que nos afecta directamente, por cuano transcurre...a la linde de Calzada. Y digo yo...habiendo como hay otro Castillo a solo 1,5 KM del de Calatrava la Nueva....?¿cómo no lo habéis incluído en la ruta? Me refiero al Castillo de Salvatierra, en estado ruinoso, abandonado, pero precioso, una joya...y con una historia...que me río yo de "los 300"...
Lo dicho, ¡se debe incluir en la ruta! Un saludo y felicidades por esta envidiable iniciativa, ésta de unir castillos.
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