27 ene 2012

EL NIÑO DE LA MEDIA PLANTA

Hace ocho días que no digo esta boca es mía. Y la última vez que le di a las teclas fue para quejarme de la incompresión que padezco por esto que tanto me gusta: andar-trotar-correr por el campo.

Aún así, siempre he sido rebelde (con y sin causa) y poco dado a seguir los consejos ajenos. De hecho, suelo hacer lo que me viene en gana y, sobre todo, lo contrario de lo que tratan de imponerme, incluso cuando es eso lo que iba a hacer en un principio. Así de cabezón es uno...

La semana pasada salí 5 días de marcha.

Tres días (lunes, miércoles y jueves) en corto y por CR. Dos de ellos rápidillo, aunque sin pretensiones y otro con cambios de ritmo por eso de no amodorrarme mucho. El jueves coincidí con Patricia y Nuria en la zona del Campus. Se están iniciando en este diabólico vicio del carrerismo. Pa ellas hacen... Pronto las liaremos para que se vengan a correr por el campo para que se hagan unas adictas como nosotros...

El sábado por la mañana tocó bici. ¡¡¡¡BICI!!!! Me fuí para luchar contra mi experiencia de la semana anterior cuando recorrí a lomos de la de dos ruedas los campos cercanos a Poblete en compañía de Jorge. Con solo 20 kilómetros tuve suficiente para descubrir que el culo tiene huesos y que estos duelen mucho más que mucho.

Ese día, para cambiar de verdugo, había quedado con Ramón (nuestro oh, Líder) y con Pedro (que ya iba siendo hora). Cuando llegué al sitio acordado me sorprendieron diciéndome que también vendrían Carlos y Manolo, de los ALACRANES (unos fenómenos del bicicletismo extremo). Al oírlo pensé que no había sido buena idea aceptar la invitación de Ramón y Pedro. ¿Qué pensarían los Alacranes de un tipo subido en una bicicleta sin frenos de disco, con rastrales de los de antiguamente y, lo peor, ¡con transportín! (es la base para la sillita de Paula y no voy a estar poniéndolo y quitándolo para cuatro veces que cojo la bici...).

- Qué hacemos? - preguntaron
- Lo que queráis - dijo Manolo. Sé que no lo dijo porque fuera "sobrao", pero a mí me arrugó la moral. No obstante, como uno es un poco chulito, yo también tuve que decir: "a mí me da igual" - mientras pensaba que si me reventaba tendría que tirarme al borde del camino y hacerme el muerto durante un rato (yo me hago muy bien el muerto)
Menos mal que Ramón, inteligentemente, dijo: Vamos a llanear, ¿no?
Los demás asintieron. Yo respiré.

Empezamos a darle a los pedales (yo también a la cabeza, pensando si me dolía el culo, si aguantaría, si se aburrirían por mi culpa...)
Poco a poco fueron pasando los kilómetros y yo me iba encontrando cada vez mejor. Incluso me divertía...
Estaba pendiente de las sensaciones sobre la bicicleta, tan distintas a las de correr. No sé si lo que penas cuando subes es lo que aguantas o aún te queda fuelle; ni si cuando revientas, revientas del todo o todavía el cuerpo puede recuperar. Bueno, de hecho me equivoco muchas veces y cuando quiero poner un piñón más grande pongo uno más pequeño y al revés.

El que sale de espaldas es Pedro (es que le había dicho a Arancha que iba a por tabaco)
En ésas estaba cuando llegamos a un "puente" de piedras donde paramos a comprobar qué pasaba en el agua que se "movía" sola. Nos bajamos, miramos y descubrimos peces que coleteaban (con perdón) como si estuvieran de fiesta. Qué alboroto acuático, que mueve-mueve. A las horas que eran, debía ser un after de fauna fluvial... Echamos un vistazo y, como suele ser habitual por estos lares, cada uno dimos nuestra opinión "científica" del motivo de tal fenómeno natural: falta de oxigeno por la sucia mano del hombre, excitación sexual incontrolada, escasez de agua, movimientos sísmicos imperceptibles para los humanos. Sin llegar a ningún acuerdo nos subimos nuevamente a las mulas y seguimos dándole a los pedales.

Investigando
Al final, unos 44 km en unas 2:30 horas con muy buenas sensaciones para esta cuerpa serrana no habituada a tales vehículos lúdico-deportivos. Tanto que ya tengo ganas de repetir...

Carlos, Ramón, (Pedro, que no vino) y Manolo
El domingo volvíamos a nuestras sendas. El oh, Líder Ramón, el alacrán Carlosel, que se está aficionando a lo de correr por el campo, y yo nos fuimos a reconocer nuevamente la zona cercana al pantao de Gasset para tratar de trazar una rutilla corta y de escasa dificultad para que se convierta en la "I Carrera de Montaña (o casí) Villa de Fernán Caballerro". Y bien que la trazamos, no sin antes corretear por sendas, caminos, pistas, pedrizas, cortafuegos y demás espacios naturales del entorno. A la vez que corríamos pensábamos si la ruta era bonita, fácil, difícil, peligrosa, atractiva...
Homenaje al Presidente
A Carlos no le convence algo del atuendo de Ramón

Y, como no podía se de otra forma, también hubo tiempo para los chascarrillos, las anécdotas y los cachondeos varios entre nosotros. Nosotros sufrimos cuando el monte se empina (con perdón) pero, en definitiva, acudimos a él para disfrutar, sin más.

Esta vez, el chascarrillo-broma-cachondeo se produjo tras una espeluznante bajada que hicimos a todo lo que daba la máquina (de forma imprudente, sin duda). A Ramón solo se le ocurrió decir (cargado de razones, aunque sin añadir explicación alguna al respecto) que la clave de las bajadas peligrosas es METER BIEN LA MEDIA PLANTA, que con eso estaba todo solucionado. No hay problemas de fascitis, esguinces, torceduras, periostitis, contracturas, rodillas, ligamentos y demás chicha, hueso, músculo y tendón que no pueda evitar lo de "meter bien la planta". Empezamos a recordar esos anuncios americanos de la tele-tienda, poniendo voces impostadas para decir eso de: "recuérdelo, amigo, cuando baje una pendiente a todo trapo, no se preocupe de nada, meta la media planta y déjese llevar" o eso de "aún recuerdo mis problemas de sobrecarga cuando no metía la media planta" o "y si esto le parece poco, en vez de meter solo una media planta, si nos llama en los próximos cinco minutos, podrá meter también la otra" Y no sigo. Si quiere, que lo explique Ramón (que es el único que entiende lo de "meter la media planta") o algún manual de Freud, por si tiene algo que ver con el tema sexual...
El niño de la media planta
En fin, que a base de correr cerro arriba, cerro abajo y de decir sandeces sin sentido, lo pasamos en grande. Tanto que pasado mañana (el domingo 29) nos vamos a correr con el amigo SPANJAARD desde Segovia a Madrid (no al centro, sino a Villalba), unos 50 kilometrillos de nada...

Cómo están las cabezas, diréis. Pues no os acerquéis, porque Carlos (el alacrán) solo ha venido dos veces a correr con nosotros y ya se ha apuntado a la locura spanjaardiana de cruzar la sierra de Madrid por el Camino de Santiago, en sentido contrario, claro.

Ya os contaremos...

8 comentarios:

R. Gª. ALDARIA dijo...

Jajajaja, mucho cachondeo, muy divertido todo, me he reído un montón con la entrada, tanto que el domingo ya NO os llevo en mi coche a Madrid... Jejejeje... Anda, que os llevaré gustoso y así en la intimidad os explicaré bajo secreto profesional lo de la media planta. Encima que os doy consejos...

spanjaard dijo...

¿Maceustélfavó de escribirme con minúsculas? Esjque así sale horrible en las camisetas.

Ya sé quién será el tercero, entonces.

spj

R. Gª. ALDARIA dijo...

Presidente! Vuelve a los caminos! Te echo de menos!

Anónimo dijo...

Ay truhán, tú lo que quieresw es que no te machaquen a ti solo...

Anónimo dijo...

Entonces estuve o no estuve, en qué quedamos...pachasco que lea esto mi señora y la liemos!!!!.

Pedro

CorriendoporelCampo dijo...

Sr. spanjaard, si no es más que eso... Lo escribimos como usted nos indique. Era por hacerle más grande de lo que es...

CorriendoporelCampo dijo...

Oh, líder de la media planta, qué haríais vos son vuestros adeptos...

CorriendoporelCampo dijo...

Pedro, tú no estuviste en ningún momento, pero recuerdas lo bien que lo pasamos?
Póngame a los pies de su señora!