Este año, con lo de querer merendarnos el Gran Trail de Peñalara, sus 110 km y sus 5.000 metros de desnivel positivo hemos tenido que renunciar a otras cosillas. Entre ellas, la Quixote Legend. Menos mal que nuestro delegado de CxC en Murcia, Daniel C. Real, ha ido a echar un vistazo y unos trotes a la última etapa de las tres que componen esta prueba. Se estrena, por tanto, como delegado y como corresponsal a partes iguales y nos regala esta magnífica crónica para ponernos los dientes largos y, como no podía ser de otra forma, animarnos para que el año que viene la hagamos entera, con sus 166 km y sus 7.975 metros de desnivel positivo.
Por cierto, como lo de CxC imprime carácter, el tío va... ¡y queda tercero en su categoría!
Con todos Uds... la QUIXOTE LEGEND TRAIL CHALENGE vista por DANIEL C. REAL (CxC Murcia):
Sigo
desde hace bastante tiempo este blog. Sus entradas son ingeniosas, entretenidas
y siempre van aderezadas con pequeñas dosis del típico humor manchego (parecido al inglés). Conocí a Quique, uno de sus miembros
(con perdón), estando él de vacaciones cerca de mi ciudad, gran persona y no
solo por el tamaño. Compartimos un entrenamiento por el monte y algo vería en mí (joven
promesa) que adelantándose a otros clubes, me ofreció ser delegado en Murcia de
CxC.
Qué ojo tiene el cabrito, tres meses después obtengo mi primer podium en
una ultra de 51.5 km .,
por montaña.
Me ha pedido que haga una entrada sobre la
carrera. Tengo libertad para hacerla como quiera, intentaré no blasfemar mucho
en ella, sé lo religiosos que son los de CorriendoporelCampo. ¡¡Ay Dios!!
qué responsabilidad.
El
pasado día 1 participé en la
Quixote Legend Challenge, una carrera de 51,5 km ., y 2.800 D+ con
salida en la localidad de Yeste y meta
en la de Riópar. Esta carrera coincide con última de la Quixote Legend Race
Stages, prueba de 166 km ., que se desarrolla por la sierra de Segura y Alcaraz y que consta de 3 etapas de 50, 64,5 y 51,5 kilómetros y
7.975 D+. Una carrera que recomiendo por su perfecta organización, señalización
(ni aposta te perdías), sus increíbles paisajes y con unos voluntarios de 10.
Hasta
última hora dudé sobre participar o no. Tenía muy reciente los 101 de Ronda y
sólo había salido a entrenar 3 días, notándome muy flojillo, además, no tenía muy claro cómo volver a recoger el
coche que dejaría en la salida. El asunto del coche lo solucioné contactando
con Javier (que no conocía de nada), un corredor del Cex Cartagena que al igual
que yo buscaba taxi en Riópar para volverse. Bastaron sólo 5 minutos para
ponernos de acuerdo. Iríamos en su coche junto a Juanma, otro compañero suyo
hasta la salida y para volver compartiríamos
transporte. Con este tema solucionado no me quedaba más remedio que participar.
A las 5 a .m. me
recogieron, nos presentamos y salimos de Murcia. Teníamos 2 horas de viaje que
fueron muy amenas, hablando de temas muy variados... carreras, montañas y carreras de montaña.
A las 7 a .m. llegamos al
polideportivo desde donde se daría la salida. Fuimos a recoger los dorsales. El
mío me lo tuvieron que hacer artesanal debido a un problema con la inscripción
y nos preparamos para salir. Mientras esperaba aproveché para saludar a Fran,
un amigo y compañero de entrenamientos que participaba en la carrera larga,
quedando al final en un extraordinario 7º puesto de la general.
Con mis compañeros del Cex Cartagena preparando la salida |
Fran y yo minutos antes de salir |
El día
era perfecto, soleado y con una ligera brisilla fresca. La previsión era de
calor durante la carrera, pero por si acaso se equivocaban yo salí con camiseta
térmica de manga larga debajo, aguantando así hasta el final (reconozco que soy
un pelín friolero). Y a las 8 en punto, la salida.
Tras
un breve paseo por las calles del pueblo encaramos la primera subida facililla
y cuando empieza la bajada, ya por senda
estrecha y con abundante vegetación empiezo a alucinar con el paisaje. Mires donde
mires es todo bonito, a lo lejos se ve algún pico, valles, árboles, verde... son unas vistas increíbles. Un par de tropiezos me hacen volver a mirar donde
debo.
Lo que me hizo tropezar |
Un
poco de llaneo al llegar abajo (aquí, km.5, me adelanta Juanma, a Javier casi al
principio ya le perdí de vista) y se comienza a subir otra vez, primero por un
tramo de asfalto atravesando Boche, luego por pista y después por senda.
Saliendo de Boche |
Tengo 8 kilómetros de subida
y ya en el primero no me encuentro
cómodo, aún llevando los bastones me
noto falto de fuerza y se me empieza a cargar la zona lumbar. Lo largo y
empinado (c.p.) no se me da muy bien. Con más esfuerzo del esperado y tras
pasar por Moropeche llego al final del ascenso
comenzando ahora una cómoda bajada por pista en la que se puede correr a buen
ritmo que me llevará al avituallamiento del km.21. Avituallamiento
que es bastante completo habiendo casi de todo, incluso yo que soy de poco
comer, lo aproveché.
Miro el reloj, 3h20', hago un rápido cálculo y me salen 7
horas y pico de carrera, pero no me quiero obsesionar con los tiempos y decido
no volver a mirar el reloj hasta la meta, además me quedan todavía dos subidas
fuertes y las reglas de tres aquí no funcionan. Recargo bidones, me como medio
bocadillo de jamón con queso, varias partes de naranjas y salgo caminando en
busca del pico de Argel.
Voy
subiendo por una estrecha senda con piedras sueltas que va pegada a un riachuelo y a una gran pared
de roca. Voy solo y únicamente se oye el ruido relajante del riachuelo. Me está
costando más que la subida anterior, me duele la espalda y no camino a buen
ritmo. Se me acercan por detrás, una corredora educadamente me pide paso, va
acompañada de un corredor, se lo cedo y mientras me adelantan nos saludamos los
tres, ella va de rojo y el de naranja. Dejo el sendero estrecho y salgo a una
enorme pradera. Es llana e intento correr pero me cuesta muchísimo. Si en llano
no puedo correr mal vamos, pienso.
Me
obligo a hacerlo alternándolo con caminar. Me adelantan otros dos corredores,
ambos van de rojo y uno de ellos lleva una chaqueta azul atada a la cintura,
nos saludamos y enseguida me dejan atrás. La pradera termina y se empieza otra
vez a subir. Ahora todo el trayecto se hace por rocas con bastante desnivel, al
fondo ya veo el punto de control que está en la cima, km.28.
Un
poquito de esfuerzo más y por fin llego. Descanso unos instantes y mientras, el
“simpático” voluntario del control nos señala a lo lejos el siguiente pico a
subir, el Padroncillo, yo sin prismáticos casi no lo veo, está a “solo” 14 kilómetros de ahí.
En el Pico Argel |
Bajada
un poquito técnica al principio pero después se llanea por camino. Me he
recuperado bien y puedo correr con soltura otra vez. Empiezo a descender por sendero, el paisaje sigue
siendo muy bonito y según me acerco al nacimiento del río Mundo la vegetación
se hace más frondosa. El nacimiento a esa hora está lleno de gente pasando el
día, familias enteras que según te ven, primero se sorprenden y después te dan
ánimos que se agradecen.
Queda poco para el siguiente avituallamiento y último
que está en el km.39, la pista por la que corro empieza a picar hacía arriba y
me pongo a caminar. Las familias siguen pasando y saludando. Al fondo veo
llegar a otra, cuando estoy a su altura me saludan y uno de los hombres que van
me acompaña unos pasos dándome ánimos e informándome de lo que queda hasta el
avituallamiento. Me dice que me conoce por mediación del blog de CxC, le miro
alucinado y según me alejo le pregunto cómo se llama, soy Cabesc, me dice, y
sí, yo también le conozco de lo mismo, muy majete este Cabesc. Sorprendido es
poco como me quedé, no solo de encontrarnos sino de que pudiera reconocerme y
más en mitad de una carrera.
Llego
al avituallamiento, muy completo también, que está situado a los pies de la
subida al Padroncillo. A esta altura ya sé que la carrera esta hecha y cada vez
me estoy encontrado mejor. Mientras doy cuenta de varías lonchas de jamón y
queso miro hacía las antenas de la cima donde está situado el siguiente punto
de control km.42, ¡¡La Virgen !!,
creo que me va a tocar sufrir otro poquito hasta llegar ahí.
Reponiendo fuerzas antes de la última subida |
Comienzo
la subida. A mi izquierda sigo admirando el bonito paisaje de esta sierra. En
la pista por la que voy hay varios árboles caídos, tienes que saltar o bien pasar
por debajo. Vuelvo a mirar hacia las antenas, aún están muy lejos, pero si la
subida sigue por aquí no tendré mucho problema.
¡Para
qué hablaré!, se deja la pista y se empieza a subir en vertical, los bastones
casi molestan más que ayudan. En poco tiempo me alcanzan varios corredores
poniéndose en fila india detrás de mí, les voy retrasando. Me paro a beber y les dejo pasar pareciendo que he parado por
el agua y no porque yo vaya justito de fuerzas (uno tiene su orgullo). Como
imaginaba, estoy sufriendo un poquito. Me alcanza otro corredor, va con
problemas de rodilla, le ofrezco radio salil y subimos juntos charlando sobre
zapatillas minimalistas. Un tramito de pista y otra vez campo a través pero ya
con el desnivel mas suave. Pisando por rocas y piedras llegamos al control.
Al fondo Riópar |
Al
fondo se ve Riópar. Nueve kilómetros para la meta y bajada muy técnica los
primeros tres kilómetros, nos comenta la chica de la organización. Me vuelven
otra vez las fuerzas, le ofrezco mis bastones al compañero con problemas en la
rodilla pero me dice que va bien. Hay que bajar cresteando por rocas y yo sigo
alucinado con el paisaje.
Lo que llevo cresteado. Al fondo, las antenas del Padroncillo |
Estoy
deseando que pase esta zona técnica para poder correr. 400 metros y se acaba,
me dice otro voluntario con el que me cruzo. Guardo los bastones y al poquito
el terreno mejora considerablemente. Cartel del km.45, voy corriendo por una
senda y me encuentro a dos compañeros, van de rojo y uno de ellos lleva una
chaqueta azul atada a la cintura, ¡hostia, si son los del km. 25 de la pradera!,
me ceden el paso y me animan. Empiezo a llanear, voy a muy buen ritmo,
5’-5’20’’ (sí, para mí esto es muy buen
ritmo). Van pasando los kilómetros sin cruzarme con nadie más, atravieso un
bosquecillo y salgo a un camino descubierto, estoy casi a las puertas de
Riópar. Al fondo del camino donde empieza el pueblo veo a una pareja que va
caminando, se paran en un riachuelo a
refrescarse y les alcanzo, él va de naranja y ella de rojo, nos volvemos a saludar otra vez 26 kilómetros
después.
Estoy
ya en las calles, no se cuánto queda y espero que la meta no esté al otro lado
del pueblo, pero no, a escasos doscientos metros comienza un ancho pasillo
balizado que me lleva directamente al arco de meta cruzándolo en 8h39’44’’,
terminando con muy buenas sensaciones y sin ningún tipo de molestias y con el
premio añadido de hacer podium quedando el tercero de mi categoría Master
Masculino.
En la
meta está Juanma, ha entrado 2 minutos antes que yo y Javier que lleva sobre
hora y media esperándonos. Nos duchamos
y vamos a recuperar fuerzas al comedor que ha habilitado la organización.
Tienen gazpacho manchego, que entra de miedo (estos manchegos saben cuidarse).
Tras comer e hidratarnos convenientemente y antes de llamar a nuestro taxi (la
organización había puesto un autobús
pero bastante tarde) decidimos probar suerte y ver si alguien del pueblo
nos puede llevar en su coche. Premio. Javier para a una chica y por una módica cantidad accede a
llevarnos. Casi hubiéramos preferido esperar al autobús. No voy a decir que las
mujeres conduzcan mal, ¡válgame Dios!, pero ésta sí. Dos adelantamientos al
límite y tres forzadas curvas con una bonita caída al otro lado de la carretera
nos los pusieron de corbata. Al final
llegamos sin problemas quedando muy agradecidos por el favor que nos había
hecho.
Para
la vuelta a casa el tema de conversación obviamente fue la carrera, mis
compañeros del Cex Cartagena me dejaron donde me habían recogido y nos
despedimos hasta la próxima.
Gracias por todo Javier, Juanma y un placer
conoceros.
Repetiré.
Un
saludo a los lectores de este estupendo blog y a los corredores campestres en
general.
2 comentarios:
Muy buena entrada, me ha hecho sentir como si hubiera estado allí. Deberíais subirle el sueldo al corresponsal ese de Murcia.
Tendrá que ganárselo... ;-)
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