CxC podría considerarse un club pionero en la difusión de la moral del epicureísmo carreril. Quiere esto decir que lo que nos gusta es disfrutar corriendo. No nos gusta penar, pero nada de nada. Precisamente por eso corremos despacito, porque correr deprisa exige un sufrimiento que se nos antoja excesivo. Por si hay algún curioso en la sala diré que correr deprisa es todo aquello que te impida ir de charleta con el compañero, bien porque no te dé el hálito, bien porque le dejes atrás.
Nos pasa algo parecido con la comida. Nos gusta comer despacito pero mucho rato y no nos gusta pasar penurias alimenticias. Es preferible ensilarse un jamón rebozado y relleno de queso idiazabal y luego correr ocho horas para quemarlo, que plantearse siquiera la posibilidad remota de optar por una cena triste. Eso es así. No es discutible. Un CxC llega a casa cabreado del trabajo y no está cuarto de hora fileteando verduras en juliana para una ensalada. CxC no come paisaje.
Sirva esta pequeña introducción para adentrarles en lo que se encontrarán a continuación y que no se de engaño alguno a la hora de encarar esta primera RE-CxC-ETA que tiene el gracioso nombre de Pastel de Carne.
Esta es una receta ancestral en la familia CxC que reúne en un sólo recipiente todo lo necesario para encarar una prueba de ultradistancia: chicha e hidratos.
Se trata de una suerte de lasaña de sólo tres capas: puré de patata, carne picada guisada, pure de patata. El no va más del capicuismo hipercalórico.
Afrontar la preparación de esta delicia sin tener a mano puré de patatas de bolsa (o unas ganas locas de hacer puré natural), carne picada (ternera, cerdo, caballo, pollo, unicornio o lo que se tercie), mucha cebolla, ajo, huevos y especias a cascoporro, es tontería.
Puestos enfrente de los alimentos y ante la mesa de trabajo procedemos al primer y fundamental paso: ABRIRSE UNA CERVEZA.
Refrescado el gaznate y elevado el ánimo prepararemos el PURE PATATIL.
No doy más información sobre cómo hacerlo porque ya lo pone en la cajica. Sí diré que es conveniente echar un poco menos del líquido del que dice la receta para que el puré resultante no quede demasiado plastoso.
Digamos que debe estar un punto por encima de cremoso y dos por debajo de indeformable. Una buena forma de comprobar si hemos dado con el punto exacto, con la textura idónea, es volcar el recipiente utilizado. Si el plastón se queda pegado pero hace por caer lo hemos clavado. ¡Vereis que descojono!
Dejemos reposar el amarillo emplaste mientras pasamos al segundo acto: la CARNAZA.
Sacamos la chicha de su envoltorio y acercamos el hociquito, así como comprobando su calidad sólo con el olfato. Esto queda muy de cocinero y es un detalle que gusta mucho al público presente. Como lo normal es que estés solo, deja de hacer el pachón y ábrete otra cerveza.
Pica cebolla a cholón, pero mucha. Yo diría que como la mitad de la chicha empleada. (Obsérvese que no hablo de cantidades porque en CxC somos bastante brutos y se me podría tachar de desagerao).
A pochar se ha dicho. Chorreón de aceite a la sartén y que las verduritas nos entreguen lo mejor de sí mismas a una temperatura media.
Con la cebolla ya pochadita se añade la carne y le damos un primer meneo de sal y pimienta.
Abrimos otra cervecita.
Dar vueltas al mejunje cárnico.
Mientras la chicha se hace, se coge un mortero y en él se echan dos o tres ajos y una mezcla secreta de condimentos, como dicen en los documentales de fábricas de comida. Por cruentas que sean las torturas, por altas las promesas de pago, jamás confesaremos que la secreta combinación lleva comino molido y orégano en proporciones bíblicas.
Le damos de palos al asunto y lo ingresamos también a la sartén. Cinco minutitos de cocción y apañao.
En este punto, si uno se encontrara a plan -cosa que no le deseo a nadie- podría aligerar de aceite el invento por un proceso que yo denomino de “calza y gravedad”, que consiste en colocar la sartén en un plano inclinado y dejar que el aceite sobrante caiga a la zona baja. No lo aconsejo. Yo me vi obligado a hacerlo una vez por razones que no vienen al caso y la cosa, a la vez que aceite, pierde alma.
Con los elementos ya cocinados, procedemos a unirlos, para lo cual cogeremos una bandeja de horno suficientemente profunda para que acoja todo el mondongo.
No hay que ser muy listo para saber que ahora toca poner una capa de puré, una de carne y cerrar con el resto del puré.
Antes de meter el asunto al horno se le puede añadir una capa extra de huevo batido, queso, o una mezcla de ambos. Darán a nuestro preparado ese toque dorado que tanto luce. Al horno el tiempo justo para que se dore y al plato.
¡Que no me entere yo de que sobra naica!
2 comentarios:
¡Perlenbacher!. La cerveza oficial de CxC. La puedes encontrar en Lidl.
No nos llevamos comisión, simplemente nos gusta. Sabor suave, refrescante, en envase de medio litro y a un precio muy ajustado. Pa lo que nos duran...
Veo más futuro como patrocinador en la Perlenbacher que con Hoko. Habría que intentar tocar todos los palos.
Quizá puedan mandar un par de cajas de muestras gratuitas, como hacen los de los geles con la élite de lo del correr. Sería lo justo y lógico.
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