En su autobiografía apócrifa “Epílogo innecesario a una vida
cretina”, Marck Ajoufer, filósofo de cabecera de CxC, se refería a la relación
entre los corredores de largas distancias (o como él los denominaba con cariño:
“esos imbéciles absolutos”) y sus familias y/o amigos en los siguientes
términos:
"Los allegados a estos imbéciles absolutos (sic)
tienen la necesidad tan inevitable como incomprensible de seguir sus andanzas
deportivas exageradas por los más modernos medios comunicativos. Se produce así
un fenómeno de seguimiento mediante el que estos son conocedores de las
evoluciones de aquellos prácticamente en tiempo real. Una juerga. Debido a que
los allegados, al contrario que los imbéciles absolutos, tienen que descansar
de vez en cuando, han de dejar de conocer contra qué trozo de universo andan
golpeando los pies del imbécil de sus desvelos. Se da entonces una paradoja a
la que denomino el Imbécil de Schrödinger, no por el asco que me produce la
figura del físico austriaco, que también, sino porque en ese momento en el que
el allegado cede ante la naturaleza y duerme, el imbécil absoluto queda en la
misma coyuntura vital que el gato protagonista de la paradoja propuesta por el
lloramigas austriaco. Desde ese instante el corredor está a la vez en carrera y
retirado en dos estados superpuestos. Ahí queda eso”.
Ampliando hasta el
absurdo la paradoja descrita por Ajoufer se podría decir que desde que este
bloj ha estado huérfano de contenidos, CxC como concepto ha estado finado y no,
a la vez. Ahí dejamos la reflexión que puede dar pie a distintas
interpretaciones de carácter especulativo que, a decir verdad, nos importan lo
justo y un poco menos.
Lo cierto es que el oscurantismo en cuanto a las vidas de
los siempre simpáticos muchachos y bellas muchachas de Corriendo por el Campo
obedece a razones de variada naturaleza. Han entrado en liza cuestiones
familiares, de perrería congénita, de graciosos malos entendidos, de
hospitalizaciones varias y de muchas resacas. Entrenar también hemos entrenado,
incluso alguno ha competido logrando retos que hace unos años nos parecerían a
todos de ciencia ficción.
A continuación resumiremos algunos de los hitos más
destacados de lo acaecido en los meses (?), años (?), lustros (?) que este bloj
lleva sin actualizarse con la escasa seriedad que le caracterizaba en tiempos.
La familia Arroyo De la Rubia, harta de las inconveniencias
que la fama de presidir CxC acarrea, emigró a los USA dejando al club en el
desamparo (y luego pasa lo que pasa)
Huérfanos de la tutela de la presidencial familia, el
secretario y el que mueve los hilos en la sombra han dado un giro insospechado a sus
existencias si bien el primero se ha dado de bruces ene veces con el fracaso
deportivo, el segundo se ha merendado pruebas tan largas y duras (con perdón)
como PT281 o THT (en el 2016), cuyas siglas ya dan miedito.
Miguel ha mutado en un bicho deborakilómetros y ya lleva un
cerro de días seguidos corriendo. También acabó con el PT281 (en el 2016 y 2017) y algunas otras
barbaridades. Su señora también ha dado el paso a la ultradistancia suponemos
que para estar cerca de semejante hombretón. Sus razones tendrá.
Las juventudes ceporcesas
(Guti, Ramón, Tomás, Pelu…) han seguido con sus aburridas vidas lejos de
la molicie del ocio y haciendo gala de un equilibrio emocional que asusta.
Pepón y su familia, además de seguir altos elegantes y
distinguidos todos como cipreses que sobresalen de entre los chaparros
ceporceses, se han empeñado en darnos una lección vital a base de positivismo y
sonrisas que da gusto verlos. Están en un ultra impresionante que van a
terminar en el podio para alegría del resto.
Hablando de positivismo habría que destacar el nacimiento de
una facción “positivista” en el club que se creó en los morros mismos del
presidente desafiando su totalitario poder. Lo conforman Kiko y el secretario,
posiblemente dos de los hombres más serios del club. (Por cierto Kiko sigue
venciendo en cuantos torneos de pádel se le ponen al tiro).
Paco, Tori, Carloja, las familias, los aledaños… todo más o
menos dentro de la normalidad de un club como este. (Yan y su recientemente
ampliada familia sigue empeñado en hacer lo que le sale de la membresía y en
alimentar al resto de la mejor y más engordante manera posible).
Además han llegado elementos nuevos al club que prometen dar
más gloria aún al impresionante palmarés deportivo CxC como el gran Jesús Gil
que no solo corre como un animal sino que bebe como el que más llenándonos de
orgullo y satisfacción..
Y Tocino… todos queremos al Tocino.
Prometemos (amenazamos) con volver a relatar nuestras
correrías campestres, nuestras recetas y
nuestras cosas de cxcses con la asiduidad, gracejo y mala literatura que nos
caracterizan.
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