Miércoles, 25 de octubre de 2011. 9:30 horas
Cuatro días ¡¡cuatro!! para la hora M (de “Maratón”) del día P (de “Puto maratón”).
Como ya os conté (que no puedo estar con la boca cerrada, ni con el post en blanco) en la semana M-2 (es decir, a dos semanas del maratón) estaba hasta los mismísimos de preparar la prueba reina del atletismo de fondo (que no de “fondones”; que si así fuera, no necesitábamos preparación alguna y hasta podríamos optar a algún que otro premio sin mucho esfuerzo).
Cuánto estrés de tanto pensar en si has corrido, si el ritmo ha sido bueno, si te has encontrado bien, si te estás pasando, si no llegas, si va a llover ese día, si habrá viento, si te va a dar de cara o de culo, cuándo y dónde… Y lo peor: al final de la preparación tienes que dejar el campo (que es lo que nos gusta) para meterte de cabeza y a piñón en el jodido asfalto, esa superficie monótona, negra y dura que aburre hasta a las ovejas (porque habréis visto ovejas cruzar el asfalto, pero quedarse en él… ni ellas aguantan)
Sin embargo, a partir del domingo 16 de octubre, después de habernos apretado semanas de más de 70 kilómetros en las patas y de los sabios consejos de Ramón (¡oh, Líder!), Jorge y yo decidimos abandonarnos a nuestra suerte (o a nuestra mala suerte, ya veremos) creyéndonos eso de que a esas alturas lo hecho, hecho está y que es más importante el descanso que el entreno. Hay que asimilar las cargas, que dicen los entendidos.
A lo que iba, que como me interesaba tanto esa parte de entrenamiento desentrenante me he abandonado casi por completo en estas dos últimas semanas. He bebido y he comido prácticamente lo que he querido (y digo prácticamente porque yo siempre quiero más…) He trasnochado de la mano de algún que otro gin-tonic e incluso he conversado a altas horas de la madrugada con mi amigo Marcos (que es gallego, ojo)
Como consecuencia del desentrenamiento entrenante, tengo una desazón que no sé si me explico (que va a ser que no). Es cierto que a mi cabeza le ha venido de perlas. Me he relajado y he dejado de pensar en tiempos, ritmos, kilómetros, bebidas isotónicas y otras tontunas atléticas. Sin embargo, la relajación no ha sido absoluta y, de vez en cuando, piensas que todo lo que has estado haciendo durante las últimas semanas no ha servido de nada, que lo has echado todo a perder. Y, por si fuera poco, recibo WhatsApps de Jordi del tipo “cada día me noto peor” o “tanto descanso no puede ser bueno”.
Así las cosas, anoche tuvimos que salir el periodista y yo a estirar las patas, para comprobar una vez más que somos de la categoría diesel y que cuando paramos, después de unos pocos kilómetros, es cuando realmente empezamos a sentirnos bien. Al menos, todos nuestros pensamientos mientras corríamos esos miles de metros fueron positivos. Nos acordamos de que el año pasado por estas fechas (septiembre de 2010) nos propusimos correr de forma continuada, quedando en la casa-residencia de los Ureña-Ramos, más conocida por la casa de Jorge y Raquel, para pesarnos y echarnos al monte a correr con el objetivo de reducir nuestras magras, aumentar nuestro rendimiento atlético y, si todo se daba bien, correr una media maratón. Solo nos pesamos una vez (rompimos la báscula). En mi caso, dio tiempo a ver la cifra capicúa de 101 kilos de pura carne serrana, entreverada claro. (Aun podéis verlo en el blog de Jorge si pincháis aquí). Un año y un mes después, mi índice de masa corporal se ha visto reducido como consecuencia de haber perdido 9 kg de peso por el camino. El reto ya no es la media, sino la entera y, entre tanto, hemos disfrutado de lo lindo por campos, cerros, caminos, sendas, subiendo, bajando...
Es cierto, es UN RETO al que estamos a punto de enfrentarnos. Sin embargo, no es “el reto”. Es solo un reto más, antesala sin duda de otro. Lo fundamental es que sabemos (y queremos que sepáis, porque sabemos que nos queréis aunque no lo merezcamos) que estos retejos de nada no nos quitan el sueño, ni el hambre, ni la sed.
Vamos a disfrutar pase lo que pase. Y si llegamos a META, mejor. Así somos los de CorriendoporelCampo.
PD: No decimos nada del Presi porque no queremos desconcentrarle para su media maratón de 30 kilómetros. Y si no, tiempo al tiempo...
4 comentarios:
Los pelos como escarpias tengo al leer el post de septiembre de 2010. En una año y un mes habéis pasao del medio maratón al proyecto de medio airon no sé qué. Mientras no me adelantéis el domingo... En las olimpiadas de Madrid medalla fijo.
Mucho ánimo en esa Maratón...ya la tienen ahí mismo!!! Un par de días de pasta y arroz y a disfrutar!!
Saludos
Bravo! Solo por el camino y los kilómetros recorridos hasta llegar debajo de esa pancarta de salida, ya valió la pena la aventura.
Ahora, a disfrutar pasando del reloj. Primera maratón solo hay una... Podrás correr muchas más, reventar tu mejor marca, correr ultra trails. Todo es bueno, sí.
Pero insisto, la primera vez que te enfrentas a los 42k es especial y en parte no puedo dejar de envidiaros esa sensación que estais a punto de vivir.
Fuerza!
Ramón, oh líder, gracias por tus ánimos y tus consejos. Si no te pasamos es porque sabemos el daño que iba a causarte.
Pancho, si es por pasta y arroz... Se nos dará bien. Otra cosa no, pero comer...
Mayayo, que un bloggero de reconocido prestigio entre en nuestro blog y nos anime es suficiente motivo para superar el reto.
Ya os contaremos...
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