18 sept 2012

La compañía del corredor de fondo


¿Habéis oído hablar de la soledad del corredor de fondo?

Este sábado, 15 de septiembre, Juan Carlos decía -más o menos- que, en el fondo, lo de correr siempre implica soledad y que, aunque corras con alguien, siempre hay un momento en el que te quedas delante o detrás, que seguir un ritmo que no es el tuyo, tanto si es más rápido como si es más lento, al final te pasa factura.  


¿Qué significaba aquello? ¿Tenía pensado dejarme tirado en cualquier momento? ¿Iría a mi ritmo hasta que calentara y después pondría su velocidad de crucero, mucho más rápida que la mía? Juan Carlos corre que se las pela, está más fuerte que el vinagre y, cuando se pone un dorsal, no conoce a nadie. Al menos esta vez no había dorsal, porque solo estábamos él y yo.

Juan Carlos también es mi amigo. Parece mentira que hayan pasado más de 27 años desde que coincidimos, por casualidad, un verano en Murcia, en el Mar Menor. Después volvimos a coincidir, cinco años después, en COU, en San José. Fue un gran año. Lo pasamos muy bien los cuatro del fondo (César, McKey, Juan Carlos y yo). Aún recuerdo aquéllas noches de "estudio" en su casa. Todos íbamos con la sana intención de estudiar, pero lo que más hacíamos, con diferencia, era comer. Todo nos venía bien, pero sobre todo recuerdo aceitunas caseras guisadas por su madre y cantidades industriales de fuet y longaniza con mayonesa. Café. Coca-Cola. Aceitunas y fuet con mayonesa. César haciendo el ganso y los demás descojonados de la risa. Buenos recuerdos.

Después, cada uno siguió con su vida, pero, a pesar de ello, jamás nos hemos perdido la pista. Es lo que tienen las ciudades pequeñas...

También corrimos juntos este año gran parte del Trail Peñalara 60 km .
Ahí tenéis al colega
Y, después de todo aquello, ¿correríamos solos estando uno al lado del otro? ¿Es verdad que, al final, el corredor de fondo está condenado a la soledad? 

¡Y un huevo! ¡Ni de coña!

Fueron más de 21.500 metros, más de 1.050 metros de desnivel acumulado y algo más de 140 minutos de carrera por el campo y, salvo escasos segundos de silencio obligado por no tener resuello como consecuencia de alguna subidita, no paramos de hablar. Nos pusimos al día ¡y de qué forma!

La felicidad. Las pequeñas cosas. Los buenos momentos. Los malos. La valentía. La cobardía. La vida en pareja. Los hijos. La familia. Los retos. Los errores. En definitiva, la Vida (con mayúsculas) mientras corríamos entre montes, alrededor de lagunas, entre juncos, jaras, chaparros, por coladas de antiguos volcanes, por campos de cereal segado, por veredas, pistas, senderos... 

Correr me gusta, pero si además lo hago con amigos es -¿cómo decirlo?- la hostiaenverso. Así, sin más.

¿Que por dónde corrimos? Eso ya os lo contaré otro día con detalle. De momento,  aquí tenéis la ruta en wikiloc para que le echéis un vistazo.





6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mooooooola.

Anónimo dijo...

uy, se me olvida, ¿practicable el terreno de arriba, no?
Modificando el guión original de la peli: 'a veces veo cambios ... ...'

:-D

CorriendoporelCampo dijo...

Totalmente practicable!
En cuanto a la modificación... La aventura es la aventura!

miguelflor dijo...

Cuanta razón tienes, incluso cuando voy solo no para de hablar, conmigo mismo y muchas veces saco claras conclusiones y en ocasiones grandes ideas para aplicar a mi trabajo...eso si sin dejar de mirar las piedras que de lesiones ya estoy hasta los mismísimos. Un abrazo y a seguir así.

Nombre dijo...

Si es lo que yo digo —que dicen las madres—. Al final corremos por la charla… y la comida!!! :D

Abrazos

CorriendoporelCampo dijo...

Miguel, habla lo que sea menester, pero fíjate por dónde vas que luego hocicas. Jejeje. ¡Cuídate!
Eduardo, la comida, ah, la comida... ¡Qué "triperos" somos!