Ya lo dijo en la anterior entrada. Hoy Jorge nos ha sacado al campo a Luis y a mí. Y nos ha sacado bien...
Sobre las 9:45 salíamos de su casa hacia la cantera de Horcisa (que, por cierto, no sé si se llama así) para después bajar hasta el pie del cerro de Alarcos por su lado norte para volver a subir hasta su parte más alta, bajar nuevamente por la ruta del moro hasta el puente de Alarcos, subir por el camino que lleva a Valverde, llegar al pueblo, coger la ruta hasta la Laguna de la Posadilla, desviarnos un kilómetro antes, llegar a lo que en los mapas se denomina Casa de la Posadilla, volver hasta el desvío que habíamos cogido, girar a la izquierda, subir un repecho hasta poder ver dónde termina el camino de la Laguna y, después de todo esto, volver por donde habíamos llegado. De esa forma subimos lo que habíamos bajado y viceversa.
Ahí tenéis la gráfica (o perfil, que dicen los entendidos).
Al final nos han salido algo más de 22 km en unas dos horas y veinticinco minutos y un desnivel acumulado de 800 metros.
También hay que decir que el tiempo ha sido peor como consecuencia de mis salidas esta semana. El miércoles y el jueves por la visita de Marcos y Pablo (gallegos de pro que, viniendo a un curso sobre la reforma de las pensiones, se fueron siendo masters en gin-tonic). El viernes por la Cena de Graduación de Derecho. Ayer por el magnífico concierto de otros gallegos (Stereotipos) organizado por Daiquiri Blues Bar. En resumen, comencé a planchar la oreja a las 5:00, 5:30, 8:00 y 1:30, respectivamente. Una pasada...
Así estaba yo... como si tuviera un señor asando pollos en mi estómago, sin fuerzas, sin ganicas de ná... Por eso, creía que me daría la vuelta muy pronto. Sin embargo, durante los primeros 17 km he ido muy bien. El problema empezó cuando tuve que subir la ruta del moro por su lado más duro. Sentí como si me vaciara en un momento.
Creo que me está dando un pájara, le dije a Jorge. Él ha contestado: el pájaro eres tú, cabrón. Así que me he visto obligado a hacer las últimas subidas andando-trotando-andando y recuperar en las bajadas para terminar como un machote.
Como consecuencia de todo eso, hoy me he dado cuenta de algo. Se lo he comentado a Luis, por si acaso eran cosas mías. Me ha dicho que él ya se había dado cuenta hace tiempo: Llevamos fatal que Jorge esté tan fuerte, tenga el culo tan gordo y tan duro y suba todas la cuestas sin parar. Pero lo peor de todo es que, siempre, siempre, tenemos que estar viéndole el trasero. Siempre, continuamente. Y lo peor es que en las subidas, éste suele quedar a la altura de nuestro morros, por si no lo veíamos bien.
Por eso, para que llevemos la cruz entre todos, ahí os pongo nuestra pesadilla, lo que vemos continuamente Luis y yo: la espalda y culo del muchacho de Poblete. ¡¡¡¡Qué angustia de hombre!!!!
2 comentarios:
Si es que eres mu goloso, pitorra!!!! Con lo mal que se pasa al día siguiente y no aprendes, te tengo dicho que el último es el que peor te sienta y que no hay que tomárselo. Para el sábado no quedes con nadie que tenemos ruta y yo quiero gente de empuje y sobre todo, quiero desayunar en el campo como está mandao y no el puñetero sandwich y la barrita del mercadona. Pedro.
Eso está hecho, Pedro. El sábado ruta. Asi que... el viernes tendré que acostarme pronto. Quique
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