1 jun 2012

Götterdämmerung

La caída de los dioses. Vamos, la de Dios es Cristo. Así fue, sin paliativos, la que lié el pasado lunes embarcando a Quique en una salida por el campo. A lo largo del domingo, en casa de mis suegros, me entraron ganas de salir a correr al día siguiente, fiesta de algún tipo, durante varias horas. Esa era la idea: salir pronto y estar en movimiento todo el tiempo que nos permitiera la cuerpa. Y allí también tuve tiempo de pensar en el recorrido: empezaríamos en Peralvillo, atravesaríamos la Sierra del Perro y cruzaríamos la llanura por el Sotillo hasta llegar al Cristo del Espíritu Santo, a los pies de la temible Sierra de Malagón. Eso significaba unir en una salida dos zonas de corricampismo que habíamos frecuentado por separado, dando además satisfacción, con perdón y como siempre, al más manejantón de nuestros vocales.

Pavo y, sobre el río Bañuelos, pato
Pero vayamos por partes. El caso es que recogí a Quique a las 7:30 de la mañana y nos acercamos al Campestre, momento en el que, como siempre últimamente, me acordé de mi padre (será porque está de Erasmus) y de aquél otro que por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Pues eso, que salimos al campo, con las vacas y el fresquete matutino.
Camino del Quijote hacia el embalse de Gasset
Llegamos a Fernán Caballero donde se nos unió Santi durante un rato. Al poco de volverse nos encontramos con un señor que estaba trabajando por allí y que básicamente nos jodió el plan. “No crucéis por esas puertas, que habrá alguna vaca recién paría”. “Mejor cogéis el carreterín hasta allí y luego la carretera gorda hasta allá”. Total: cerca de 12 kms de carretera ardiente bajo un fokin sol de justicia. De querer morirse. Yo sólo decía “esto es muy duro, ¿eh?”. Y Quique: “pero es muy bueno para hacer callo”.
Gansos en las inmediaciones del embalse de Gasset
Pero las gallinas que entran por las que salen: en el km 20 llegamos a La Fuente, que no es el nombre de un sitio sino, precisamente, una fuente. Mucha sombra, un banco y una fuente de agua helada. Maemía. Y después de eso, cruzar la llanura manchega hasta el Cristo del Espíritu Santo (y de los Campos Verdes), donde nos esperaba una enorme jarra de cerveza y una ración de salchichón ibérico.
La maravillosa fuente de agua fresca en El Sotillo
Ya era cerca de la una cuando comenzamos la subida a la Sierra de Malagón. “No, por el camino conocido no, mejor por el que salía a la derecha, que nos ahorramos un par de kms”. “Sí, vale, ¿es éste verdad?”. “Pfff. No sé, pero ya no bajamos para luego volver a subir”. “Esto se va perdiendo”. “Me cago en Ros, por aquí no ha pasado ni Perris en 20 años”. “¿Y estas piedras?”. “Arrea, una puta pedriza”. Las dos de la tarde: no es que haga sol, es que me cago en su puta madre. Subimos la sierra haciendo equilibrios en la pedriza. “Y ahora va y se acaba”. Monte cerrado, jara hasta la cabeza, raspones en los muslos y ruido de culebras debajo del culo.

No podía hacer más calor...
Menos mal que encontramos esta senda para salir de la pedriza...
Por fin salimos del monte bajo y llegamos al cortafuegos que hay en la cresta de la Sierra. Y Luisito comprende, por fin, que le queda poco para petar de verdad, para marearse en medio de la nada más absoluta. Se lo comunico a Quique y nos comportamos de forma sensata: paramos en una sombra con algo de aire, bebo, como, bebo más. Me bebo un litro y medio de agua a traguitos pequeños parando cada cien metros. Orejones, más agua e isotónica. No es que penara, es que me creía morir.
Déjame, pajarita, por favor...
Sobre el km 30 comienzo a sentirme mejor y vuelvo a correr los tramos cuesta abajo. Hasta que los caminos y cortafuegos desaparecen y ya no puedo correr ni yo ni Killian que lo fundó. Queridos amigos: ya no se puede ir a la Sierra de Malagón. Hace mucho calor, está todo seco y se te clavan pinchos en los calcetines y en los huevos.

los huevos, os los imagináis
7 kms y varias torceduras de tobillo después llegamos a la escapatoria en la que hemos quedado con Santi para que nos recoja. Nos ha traído varios botellines de bebida isotónica de cebada para la rehidratación, pero como hemos llegado con una hora de retraso algunos se le han caído dentro de la barriga. Varios perros de la finca en la que nos recoge nos persiguen en una huída salvaje y temeraria.
¡Qué majos! los botellines, digo
Al final, casi 40 kms., cerca de siete horas de monte con paradas incluidas.

Ruta Peralvillo - Sierra de Malagón 28-05-2012
Según Quique, he aprendido que hay vida después de la pájara. Yo realmente tengo dudas de que lo que me dio fuera simplemente una pájara y no estuviera cerca de un auténtico jamacuco en sentido estricto. Perdí la cuenta de las veces que dije y pensé que al Baby TP le iban a dar mucho por el desto. Ya veremos...

5 comentarios:

Quique dijo...

"en casa de mis suegros, me entraron ganas de salir a correr..."
Por las buenas relaciones familiares solo espero que tus suegros no lean esto

Anónimo dijo...

yo no digo nada...
Fdo. La parienta

CorriendoporelCampo dijo...

Hay que seguir leyendo la frase! Pero si yo tengo unos suegros de competición.

Daniel dijo...

Luis,yo creo que deberías llevarte a tus suegro a la baby TP, verlos en cada avituallamiento te motivará. Y por favor, cuando salgaís con tanto calor tened cuidado,llevaros un abanico o algo, no vaya a haber un percance y nos quedemos sin este lúdico y entretenido blog.
Abrazos.

Santi Palillo dijo...

Hombre no es lo mismo salir a correr que salir corriendo, sobre todo si va el suegro detrás con la garrota...

Vaya tutes os metéis corriendo por el campo.