¡Ahí va!
Por el Collado del Piornal (Foto: Kataverno.com) |
Me niego a buscarle explicación
a enrolarse en algo como el Gran Trail de Peñalara. Hacemos cosas a diario
mucho más ridículas, absurdas y temibles sin tratar de buscarles motivos o
méritos. ¿Por qué en el tema ultrero nos compelen u obligamos a dar
explicaciones metafísicas? Cuestión de convencionalismos, creo.
Además, en caso de buscar motivos,
acabarían siendo una excusa barata para decir que lo hacemos porque nos apetece.
Y, total, tampoco llegaríamos a ser entendidos por los que no quieren entender.
En conclusión: Lo hacemos porque nos sale de los cojones.
El caso es que afrontar 110 y
pico km no se hace todos los días. Pero se hace y punto. A mí se me cruzo la
idea en la primera edición del GTP, en 2010. Cuando era un imberbe corredor que
se creía que, por haber terminado los 101 de Ronda en 18 horas, con un
escasísimo entrenamiento, me podía permitir cualquier cosa. No sabía lo que era
la montaña de verdad, las zonas técnicas, los desniveles acumulados. No sabía
lo que quemaba lanzarse sin control en las bajadas. En definitiva, era un capullo.
Como no podía ser de otra manera
me retiré en Rascafría, km 55 y pico, con bastante dignidad física y temor
reverencial a la subida de Peñalara anocheciendo. Pude hacer más pero hice
bien. Es decir, acabé mi primera edición con éxito: Descubrí la montaña,
disfruté de paisajes espectaculares (aún tengo viva la imagen de ver amanecer
bajando La Maliciosa) y, especialmente, dejé de ser un capullo atrevido.
Al año siguiente, edición del
2011, me inscribí a conciencia. Sabía a lo que me enfrentaba, incluso fui a un
entrenamiento guiado para conocer la Cresta de Claveles y la bajada de Peñalara
a La Granja. Ya conocía todo el GTP hasta el km 80. Me faltaba acumular
kilómetros en solitario (aún no era un CxC, es más, CxC aún no existía) y hacer
uso de mi cabezonería y reconocido individualismo psicopático para afrontarlo
con ciertas garantías.
Al final, por motivos
personales, no pude casi entrenar ni afrontar la prueba. Es más, un domingo por
la mañana cuando me dirigía a uno de los entrenos guiados (quería conocer el
último tramo de la prueba) tuve que volver con urgencia a casa.
La Sierra de Guadarrama ya no
era sólo cuestión de ocio, ni de reto deportivo. Empezaba a erigirse como una
traba personal que no me dejaba ser del todo libre. Puede parecer ridículo,
pero nuestra cabeza hace asociaciones de ideas de forma involuntaria que por
mucho que queramos es difícil cambiarlas.
Durante algunas semanas pensar
en poder afrontar aquel GTP era pensar que mi vida transcurría con bendita
monotonía y tranquilidad, pensar en que algunas cosas no sucedían.
Como he dicho, mi balance del
GTP2011 fue “no presentado”. Y, contradictoriamente, el GTP se incrustó en mi
imaginario personal. No puedo decir en este caso que me hiciera más fuerte, ni
mejor persona. Simplemente había que continuar.
Después de muchos avatares, y
estar bastantes meses sin correr, lo retomé a mediados de ese mismo año, agosto
de 2011, por la Vía Verde de nuestra casta y pura Ciudad Real. Hacía 4km 400m
hasta el final de la misma, y me tenía que parar para estirar el cuerpo
abotargado por la inactividad y el calor antes de afrontar la vuelta.
En un mes el GTP y otras cosas
habían pasado al olvido y ni siquiera sacaba fuerzas para volver a La Atalaya, un
lugar preferido, el único monte que tenemos por Ciudad Real para entrenar
cuestas, senderos y pedregales.
A finales de ese verano, no sé
muy bien cómo, me convertí en Líder (¿?) del Club Deportivo Elemental
CorriendoporelCampo.
Un engendro aún en ciernes al
que sometí mis canillas y trillizos por el único motivo de no saber decir que
no a nada, porque si me lo hubiera (o hubiese) pensado bien quizá… Quizá…
Entendí que la principal
condición del Líder de CxC debía ser asimilar los insultos y despechos de los
novatos corredores con una sonrisa. A veces dudaba, incluso, de sí los
improperios contenían una mínima dosis de cariño y/o afecto, pero qué diablos,
no salía tan caro.
Comenzamos a descubrir los
montes cercanos a la capital. Los CxC fundadores comenzaron a estilizarse y a descubrir
el poder de sus cuerpas, y el Líder a redescubrir mens y corpore con el añadido de “estos patanes no pueden correr
más que yo”.
La simbiosis me produjo más
dolores de cabeza alcohólicos postentreno que agujetas y, también, la
renovación de objetivos.
Superando retos menores llegó el
momento GTP2012. Jorge, Luis y Quique se matricularon en el hermano menor de
60km con acierto. El Líder se calentó, iba de subidón y tantas ganas le tenía
al GTP que volvió al 110.
Como suele suceder en esto de
correr, mi entusiasmo sin control terminó en lesión de la cintilla ilotibial
izquierda. A pesar de ello mi estado físico era bastante bueno y con unas
rápidas e insuficientes sesiones de fisioterapia me puse en la salida del GTP2012
versión bestia.
Lo que tenía que pasar: Retirada
en La Granja, km80, tras penar como nunca durante 30 km, aguantando el dolor,
sobre todo en la bajada de Peñalara.
Aún así, llegué antes del cierre
de control de tiempo al km80 y me convencí de unas cuantas cosas: i) Sin lesión
y siendo prudente esto de los cientodiez se acaba, coño (aún no sabía lo largos
que se hacen los treinta km finales) ii) Por muy fuerte que estés, o te creas,
hay que cuidarse de las debilidades por mínimas que sean, si no todo se puede
ir al traste. iii) No es bueno tirarse (con perdón) a la montaña por despecho,
orgullo o cojones (válgame qué bonita palabra). Al menos hay que poner la
satisfacción delante de todo ello.
Salto al 2013. Por fin parece
que la cintilla ilotibial está totalmente recuperada gracias a los consejos y
recomendaciones de Toty Moraleda. Pero los avatares del año, y el Secretario
del CxC, me han llevado a tener dos ultraretos en 20 días: el medio Ironman
(Buitrago del Lozoya, también en la Sierra de Guadarrama para no ser menos) y
el GTP110; el 8 y 27 de junio respectivamente.
Mis compañeros de club me
dijeron que era mucho y que me iba a dar algo. No les faltaba razón. En todo
caso, decir que me extrañó verlos impregnados de prudencia (algo que no está
recogido en la definición del CxC reglamentario)
Realmente, pienso que no tenían
miedo a quedarse sin Lidl (ya he quedado en un Líder de marca blanca) sino que
temían que yo pudiera (o pudiese) ser más cerril que ellos.
Tras estudiar planes de entrenamiento por separado de medio ironman y ultratrail, y comprobar que eran totalmente incompatibles, me decidí a hacer ambas cosas. Qué cojones (otra vez) ni siquiera tengo tiempo para seguir como Dios manda el plan del medio ironman, pues ya puestos…
Tras estudiar planes de entrenamiento por separado de medio ironman y ultratrail, y comprobar que eran totalmente incompatibles, me decidí a hacer ambas cosas. Qué cojones (otra vez) ni siquiera tengo tiempo para seguir como Dios manda el plan del medio ironman, pues ya puestos…
Mi instinto y autoconocimiento
(sic) me indicaron que entrenando bien la natación, la bicicleta lo que pudiera
y alternar salidas de trail con los CxC y los del Trail Pirata me valdría.
¿Sería otra vez preso de mi megalomanía o, por fin, estaba haciendo las cosas
bien?
Pues vamos a saldar cuentas con la Sierra del Guadarrama.
Pues vamos a saldar cuentas con la Sierra del Guadarrama.
En Buitrago del Lozoya conseguí acabar mi primer medio ironman en un decente tiempo de 6h 21’. No me ahogué y sólo bebí unos 5 litros del embalse de Riosequillo (éxito absoluto) Aguanté sobre la bicicleta lluvia, granizo y 1.150 m de desnivel positivo con rampas hasta del 9%. Aguanté y me arrastré en una media maratón (6’28” de media total por km) donde la mitad del recorrido era por caminos y otros 400 m de desnivel. Yo creía que esto del triatlón era más señorito, pero no. Me acordé de alguien que me dijo tiempo atrás por guasap: “un medio planchaman con cuestas, como le gusta a nuestro Lidl” La madre que lo parió. Y más a mí por hacerle caso en algo. Terminé bastante vacío pero satisfecho. Tocaban cuatro días de descanso, diez para afinar el tema trail y otros tantos de relax. La cintilla bien, gracias.
Navacerrada. ¿A la cuarta irá la vencida? Obviamente, si hubiera/ese pensado en planes de entrenamiento y cosas técnicas no habría salido.
Me limité a ponerme a mi lugar,
cosa que no es tan fácil de hacer, y pensar sólo en mis circunstancias: No me
duele nada. Me ha dicho mi Chamán que mi cintilla aguantará sin problemas. Soy
duro de mollera aunque tuerza el gesto. Estoy mucho más fuerte que cuando hice
80km el año pasado. Voy bien acompañado. Se sale de noche. No hay previsión de
inclemencias meteorológicas.
Mi único miedo era el cansancio
acumulado, esa fatiga que conoce el corredor de largas distancias. Esa puñetera
fatiga que no da la cara pero te mina poco a poco, y si aparece de golpe te
deja seco. El medio planchaman me había dado seguridad y moral, pero quizá me
hubiese quemado más de lo que creía y habían pasado sólo 19 días; y entre
medias mi estado cerril me había llevado a hacer el duro 10K de Piedrabuena en
44’.
Ese era mi miedo, pues uno de
mis errores es que en la búsqueda de confianza hago más de lo que debo. Bueno,
y había otra cuestión: ¿Tres CxC cada uno de su padre y de su madre juntos
durante más de 24h? ¿Un psicorunner solitario como yo rodeado de cuerpas
ensiladoras? ¿Nos inflaríamos a ostias? ¿Quién sobreviviría?
El resultado fue una gestión de
los kilómetros improvisada pero casi perfecta. Como buena teoría de los vasos
comunicantes, cuando uno estaba seco el otro se fortalecía. Cuando uno tenía
desánimo salía uno optimista. Sólo hubo un momento de vacío total, antes de la
Casa de la Pesca, cuando los tres pensábamos en todo lo malo a la vez, cuando
la retirada o el fuera de control fue una sombra que empezó a tomar algo de cuerpo
aunque nadie lo mencionase.
Creo que ha sido el único
momento en todo el GTP en el que ejercí de Lidl al gritarle a Jorge que
corriera, cuando yo ni siquiera podía (cuádriceps sobrecargados desde
Rascafría) para así comernos volando los 2km que quedaban hasta el siguiente avituallamiento
sin darle vueltas al coco.
Quitado ese momento, y a pesar
del penar excesivo de los últimos 20km, todo fue lo mejor que pudo. Me dio
rabia frenar al grupo por momentos, pues apareció la fatiga acumulada en mis
cuádriceps, que sobrecargados desde antes de lo debido impidieron correr
algunos tramos que hiciesen más llevadera la última noche y ganar algo de
tiempo. Aunque, quizá, esa fuese una señal positiva para regular el ritmo y no
reventar al final en el intento de bajar de 26h. Qué sabe nadie.
27 horacas 11 minutacos tienen difícil resumen: El gusto de correr acompañado como si fueses sólo. Las putas piedras. Hilera de frontales al cielo de La Maliciosa. Patadas a las putas piedras. Amanecer sin saber cuándo ha pasado la noche. Resbalones. Culadas. Qué bonito está el campo. Aniquilar avituallamientos. Nada de sueño. Chuminolas de cafeína. Rodillazos a las putas piedras (tengo un moratón en la tibia digno de estudio, con forma de menhir el majete) Recuerdos de getepés anteriores. Éste lo acabo. ¿Cuánto queda? El puto Lidl que no puede correr. La madre que parió la Casita de la Pesca. Catarsis. Luis habrá hecho ya los 60 con el miembro. Dolor en los cuádriceps. ¿Otra vez de noche? ¡Amos coño! El bilbaíno que nos orientó la bajada. Rumiar a fuego lento la llegada. Tortura psicológica. Navacerrada, ¡ostias! Meta. Sentirse libre de uno mismo.
No diré mucho más del GTP2013 (bastante rollo va) pues nada mejor puedo añadir a las dos crónicas previas de Quique y Jorge. Y porque me siento incapaz de reflejar las sensaciones que se viven en un reto de estas características y, como decía Jorge, las pequeñas historias personales que cada uno guarda dentro.
Sólo os aconsejo que miréis las
caritas y los ojos de los tres CxC en la foto de meta.
5 comentarios:
La verdad es que esas caritas dicen bastante. Y demostrado queda que tanto ensilamiento e hidrátación post-entreno es bueno.
Felicidades a los CxCs.
Sds
Enhorabuena! Con graves secuelas neuronales, como pone de relieve la crónica, pero getepero al fin y al cabo. Bravo! Nos vemos el año que viene en la salida de Navacerrada, el 27 de JUnio, dorsal al pecho. Irrecuperables, los llaman :)
Ya tenéis otro reto por delante. Ser subSpanjaard.
Desde un cocedero de mariscos llamado Cascais, abraços y puntapiés en las canillas.
Héroes!
¡Gracias a los tres!
Enhorabuena paisanos!!!
Menuda pasada!!!
Ya nos contaréis los secretos...
El problema en estos es casos es...¿y ahora qué...? Miedo me dáis..
Abrazos y muuucha admiración.
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