Ya han pasado
tres días desde que corrimos la X Carrera por Montaña de Cuenca.
He tenido que
esperar un poco para evitar que me dijerais que estoy loco, porque vine con las
pilas puestas de tal manera que pensaba que el año que viene no solo tendría
que correrla, sino ganarla. Se me olvidaba que el primero ( Miguel Caballero
) llegó dos horas y dieciséis minutos antes que yo a la línea de meta. Al
parecer lleva un plan de entrenamiento más serio que el mío. Yo salgo y corro (unas veces más
deprisa y otras más despacio, según me dice -y deja- la cuerpa).
Ahora, más
tranquilo y reposado, pienso un poco mejor.
Sé que no
hace falta que pase un año para poder ganar a Miguel Caballero. De hecho, estoy
seguro de que este año no me ha ganado, como mucho me habrá empatado. Al menos,
en disfrutar de la carrera. Yo lo he pasado en grande durante casi cinco horas
y él -el pobre- no ha llegado ni a tres…
Es cierto que
acudía con más miedo que vergüenza. Los días de antes recordaba que en esta
misma carrera (aunque en su versión corta) nos estrenábamos el año pasado en
esto de las carreras de montaña, que tardamos unas dos horas y cuarenta minutos
en completarla y que la misma se nos había hecho tan dura como bonita. No
estaba seguro de pasar el corte de las tres horas en el kilómetro 15.3 o si
tendría suficiente con las seis horas que daba la organización para recorrer
los 32 km de sube y baja sin parar.
Cuando el
sábado por la tarde Jorge, Luis y yo llegamos al briefing (o sesión
informativa, que diríamos en mi pueblo) comprobamos lo mismo que el año
anterior: para correr bien por montaña hay que ser calvo (o en su defecto
raparse) y tener los pómulos como Mick Jagger después de tres meses de huelga
de hambre. Será moda, pero en el briefing había una sorprendente proporción de
calvos enjutos. También acongojaba un poco eso de verlos equipados, con ropas
de marca muy marcadas (tanto por letras, como por músculos) de la Selección Región de Murcia de
Montaña, Federacio Balear De Muntanya, Selección Aragonesa, Selección Andaluza,
Seleccio Catalana Curses De Muntanya-FEEC…
Y nosotros, que
solo somos grandes bebedores de cerveza a cholón, comedores de campeonato y
trasnochadores del copón –una buena selección, eso sí– compartiríamos senda,
campo y recorrido con aquellas fieras.
Como no podía
ser de otra forma, después de la sesión informativa y por llevar la contraria,
nos fuimos a hidratarnos convenientemente a base de cañas de cerveza
inmejorablemente tiradas y a alimentarnos a base de carbohidratos de baja
calidad e ínfimo precio. Nos fuimos a un restaurante chino, sabiendo que ahí no
fallaríamos. Todos son iguales. Quienes fallaron fueron ellos cuando nos
preguntaron si queríamos algo de postre y les dijimos: “Sí, haga Ud. el favor
de traernos la carta nuevamente, que cenaremos otra vez”. Se les pusieron ojos de occidental cuando vieron los fideos y tallarines chinos, el pollo con almendras, verduras, pato pequinés y demás etcéteras que éramos capaces de engullir.
Después, teniendo en cuenta que era temprano, nos vimos obligados a
tomar una copita (yo cerveza, por mi respeto hacia la prueba) en un garito de esos que nos sabes si es un café, un bar de copas, de cañas, un bingo o una sala de fiestas (de los que nos gustan a nosotros; de los que
puedes entrar a las 13:00 h. y salir a las 6:00 h.). Fuimos prudentes y a las once y
media estábamos en la cama como si nada.
Al día
siguiente, ya los cuatro (Ramón acudió esa misma mañana, saliendo de Ciudad
Real a las 4:30 de la madrugada) fuimos a desayunar a las inmediaciones de la salida con mucho tiempo
de antelación (una media hora antes de que empezara la carrera).
Café con leche y churros (porras, para los puristas; de los grandes, vamos) ¡Claro! Las miradas a nuestro alrededor parecían de
carnaval: con ojos muy grandes y boca muy pequeña.
Calenté unos cinco
minutos escasos y a correr (8:30 a.m). Los otros tres corricamperos saldrían 15 minutos
después para correr la corta.
Desde ese
momento empecé a disfrutar y no paré hasta la línea de meta.
Desde el
principio coincidí con unos tipos muy majos de GRUP DE MUNTANYA MONOVER, JOSE
FRANCISCO LEAL FERNÁNDEZ y ALBERTO RICO DELTELL (lo pongo así, con los nombres
completos, por si les da por teclearse en San Google y se encuentran aquí algún
día) y entre los tres fuimos tirando unos de otros hasta completar todo el
recorrido. El pobre Alberto (apodado “Campana”, para más señas) había pasado
una noche de perros y hasta tuvo que aliviar el estómago en mitad de carrera
para poder continuar. Pensó en abandonar en el punto de control intermedio,
pero siguió con un par hasta ver el cartel de META. Quizá José y yo podríamos
haber ido durante la segunda mitad de la carrera más rápido que Alberto como
consecuencia de su estado, pero no merecía la pena. Jose, que era el que más
fuerte iba durante toda la carrera tuvo un susto en la última parte (en forma
de pinchazo en el abductor). Yo que fui bien durante la primera mitad (pasamos
el control del km. 15.3 en dos horitas), me encontraba eufórico en la segunda. Nos ayudamos unos a otros, nos
esperábamos, tirábamos cuando nos encontrábamos mejor, animábamos al que iba peor…
En fin, un gustazo compartir una carrera tan bonita, con unos paisajes
impresionantes y con tipos que, como yo, daban más importancia al fondo que al
tiempo. (Si no vas a ganar, céntrate en disfrutar)
José Francisco a mi izquierda, Alberto a la derecha |
Recorrimos sendas
preciosas, cruzamos el río varias veces, atravesamos bosques, nos acercábamos y
nos alejábamos de Cuenca, subiendo y bajando sin parar, por escalones, puentes,
piedra… hasta tuvimos que agarrarnos a unas cuerdas para hacer rappel y cubrir
un desnivel en mitad del recorrido. ¡Impresionante!
La
organización también fue excelente. En los avituallamientos teníamos agua,
isotónica, orejones, dátiles, ciruelas pasas, plátanos, naranjas, barritas
energéticas y geles (menos mal que no había jamón y caldito calentito; no
hubiera terminado nunca ). Además, tanto los puestos de avituallamiento como
los médicos estaban estratégicamente colocados (justo donde podías
necesitarlos, donde venía un gran esfuerzo o donde había algún peligro de caída)
Los voluntarios no paraban de animar…
No sé si
sería el paisaje, los compañeros, la organización, la temperatura, el ritmo…
pero yo no llegué a sufrir en ningún momento. Disfruté, disfruté y disfruté.
Cuando llegué
a meta, me esperaban los otros tres corricamperos que habían terminado muy bien
su carrera (Ramón tardó 1:45, Jorge 2:11 y Luis 2:12), reduciendo con creces
los tiempos y aumentando las sensaciones positivas del año anterior.
Ducha, bocata
de la organización (no nos quedamos a la paella que ofrecían para llegar a casa
cuanto antes), otro bocata a la salida de Cuenca, carretera y manta.
El año que
viene corremos la larga los cuatro (y quien se apunte).
¡Que tiemblen
Miguel Caballero y los calvos enjutos!
9 comentarios:
Acorde con la crónica.
Me he levantado y he prorrumpido en aplausos cuando leía la astracanada en el chino. Sí señor. Se repite de todo. Ni licor ni chupito: ¡doble de pollo al limón!
Además has dado con una clave sin quererlo, quizá. Los primeros solo sirven para ir desbrozando el terreno. Lástima no arrastraran más los pies o apisonaran más algunas senda. Esos ni disfrutan ni nada.
Ah, Luis es el único que corre más o menos sin hacer sandeces. Los otros dos ¿sois de algún grupo de mimo? ¿Por qué levantáis las braceras y perniles así?
Dios os guarde el saque. Muchos, muchísimos años.
Nos vemos.
SPJ
Los tuercelindes ya cumplimos uno de los requisitos para correr por la montaña. Lo de los pómulos de Mick Jagger, estamos a ver si fichamos a Mario Vaquerizo para ver cómo se hace...
Por cierto, despacico con los almuerzos que os pegáis! :)
Lo de recorrimos sendas preciosas, cruzamos el río, etc, etc, te ha quedado un poco cursi, pero debe ser por tanto aire puro. Eso no puede ser bueno.
Por lo demás plas, plas, plas!!. Me tenéis flipando, no pensaba que vuestra locura de corriendo por el campo os iba a llevar tan lejos.
Bea.
Enhorabuena a los "carreristas"!!!
El secreto para haber evolucionado tanto en este tiempo corriendo está en la nutrición pre-carrera y en la reposición de electrolitros de después que tan bien practicais. Seguid asi.
Dani.
Entonces... intentaremos seguir evolucionando, al menos en lo que a lo gastronómico se refiere. Lo de correr más o mejor, ya es más difícil. ¡Gracias por pasar por aquí, Dani!
Beatriz, Marisol, muchas gracias por vuestros ánimos! Da gusto ver que siempre estáis por aquí!
Kike, los tuercelindes sois unos fenómenos en lo que os pongáis, con pelo y sin él!
Spanjaard, aunque tienes el anca en salmuera, podríamos quedar para una fiesta de correr, comer y beber, pero sin correr...
Mira que no haber leido tu crónica hasta ahora, lo que me había perdido, desde luego que has disfrutado de una carrera mas que dura, los de enjutos lo he entendido a la primera a mi me pasa lo miso cuando me cruzo con estos semiguepardos montañeros. Desde luego que tenía que ficharte la organización de la carrera para promocionarla. Enhorabuena por ser finisher disfrutando que no es poco.
El año que viene, tengo que ir si o sí, ya lo llevo diciendo dos años pero este me has convencido. A ver si nos vemos Quique.
Miguel, es una carrera que no puedes perderte. Es preciosa! A ver si coincidimos en alguna y, si no, en la de Cuenca el año que viene fijo!
Ya he visto que tienes tu fascitis controlada. Me alegro mucho!
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