21:30 del 28 de diciembre de 2012.
Solo faltaba media hora.
Llegando al
Reino Golf, donde empezaría y terminaría la -a partir de ahora- famosa IKENONA, había una niebla que podía cortarse. No se veía a dos metros. Imposible orientarse. No podía ser. La previsión era de noche despejada, fría y sin viento. ¿Por qué no nos habían dicho nada de la niebla?
Esperábamos a unas ochenta personas, pero estaba claro que, cuando la gente llegara a aquel punto, se daría la vuelta y si te he visto no me acuerdo. ¡Adiós, IKENONA. ¡Hasta otra, amigos!
Sin embargo, al llegar al aparcamiento... ¡SORPRESA!... Ya había gente esperado.Y más que seguían llegado. ¡Qué valientes!
La cosa se enderezaba (con perdón). Todo iba según el horario previsto. Hasta que... le pregunté a Santos si había llegado quién tenía que abrir los candados de la puerta que daba al campo de golf. Desde allí llegaríamos a la falda donde subiríamos el primer cortafuegos.
-
¿Qué candados? - dijo Santos
-
Los de la puerta de al lado de la caseta - respondí sorprendido.
-
Pero si están abiertos desde esta tarde.
-
Pero si yo mismo los cerré a las siete, cuando terminamos de balizar -. La había cagado.
-
¡Qué esos no había que cerrarlos, desgraciao! - espetó Santos con los ojos abiertos como platos.
Había que esperar a Juan que, con un trancazo de aúpa, tenía que abandonar el calor del hogar y venir con la llave a deshacer mi error. (Desde aquí le pedimos disculpas por ello y agradecemos su colaboración y la del
Reino Golf para el buen fin de la IKENONA)
Mientras tanto, aprovechamos para explicar un poco el recorrido de los corredores para evitar cualquier problema. Los andarines no tendrían ninguno. Irían capitaneados por Santos (a la cabeza) y protegidos por Paco (en la retaguardia)
|
Soltando el rollo (también llamado briefing) (foto: cabesc) |
En un periquete llegaba Juan y podía dar comienzo la aventura.
Empezaba la IKENONA. Y empezábamos a disfrutar todos los miembros (con perdón) de CxC.
Primero saldría el grupo de los corredores con sus frontales a la cabeza para ensilarse los dieciséis kilómetros y pico del recorrido. Después los andarines para hacer lo propio con algo más de ocho kilómetros de paseo campero.
Nada más salir, la niebla desaparecía para dejarnos correr y andar a la luz de la luna por el balizado circuito. Una pasada ver a tanta gente corriendo y andando por el campo.
|
Grupo de cabeza, con Juan Carlos de director (foto: cabesc) |
Se fueron creando unos cuantos grupos según capacidades, ritmos y ganas. Gente con experiencia, novatos, más jóvenes, menos, hombres, mujeres... Todos con un mismo objetivo: Disfrutar
El ritmo era vivo, pero asequible, hasta que llegamos a la segunda subida, la más dura de todo el recorrido. Allí se empezó a alargar el pelotón, una serpiente de luz que ascendía al camino de las tinajas para llevarnos al carreterín que sube a las antenas para, desde allí, bajar por una senda (desconocida para la mayoría) hasta la parte más baja del cerro de La Atalaya. Habíamos pasado la parte más técnica de todas. Seguiríamos por una pinada,bordeando el parque forestal hasta llegar a una nueva senda que, serpenteando en continuo ascenso, nos llevaría otra vez al carreterín y, desde allí, al sendero entre los pinos que finalmente desemboca en el parque infantil, junto al kiosco de la Terraza Hierbabuena. Lo cruzamos, avanzamos por una senda que nos llevaba, primero recto y después a la derecha, hasta el borde sur del parque forestal, saliendo por el camino que da a los chalets. Desde allí, seguiríamos un camino paralelo a las ruinas del antiguo sanatorio hasta llegar a cruzar la carretera que viene desde Ciudad Real, para entrar nuevamente en la finca privada que iríamos recorriendo en ascensos y descensos más tendidos hasta llegar primero a "La casa de la Atalaya", después al camino público que lleva al "puente de Hierro" y, finalmente, al campo de golf.
|
Entre la niebla (foto: cabesc) |
Una vez allí solo había que seguir las balizas hasta encontrar nuevamente el camino que atravesaba el campo de golf, hasta llegar a una caseta donde estaba la puerta que daba a la calzada de hormigón que llegaba al aparcamiento de donde habíamos salido. Sin embargo, en aquel punto la niebla hacía nuevamente acto de presencia. Ni se veían las balizas. Ni la caseta, ni la puerta, ni la calzada, ni las luces del aparcamiento. No se veía ni de cantar. Menos mal que algo se oía y los corredores escobas "salvaron" a un corredor que, al verlos, suspiró aliviado. Salvo mi grupo y el de los corredores escoba, creo que se perdieron todos. A pesar de ello, todos se lo tomaron con humor y no hubo ni una mala cara, ni un mal gesto.
|
¡Que noooo! ¡Que no estábamos fumando! ¡Que era niebla! (foto: cabesc) |
También hubo alguna torcedura de tobillo, algún resbalón, pero nada de importancia. Lo normal en un entrenamiento de este tipo, por la noche, en esta época...
Mientras, los andarines hacían su recorrido de más de ocho kilómetros a un ritmo asequible para todos a través de los caminos de la finca privada, compartiendo solo el inicio y final de la ruta con la de los corredores. Todo se desarrolló sin incidencias y, según nos dijeron, de forma que muchos de los que lo hicieron ya nos están pidiendo repetirlo con buen tiempo en primavera.
|
Unos pocos andarines |
Cuando todos llegaron, nos esperaban en la cafetería del Reino Golf con caldo calentito, refrescos y cerveza a cholón. También había tortillas, jamón, queso, salchichón, migas y gachas que hicieron las delicias de todos. El ambiente magnífico, la gente encantada, charla y chascarrillos al más puro estilo CxC. Todo a pedir de boca (y nunca mejor dicho).
|
Comiendo y bebiendo |
En definitiva, el mejor y más concurrido entrenamiento de CxC. Esperamos poder organizar más y mejores. Sin duda, todos los que vinieron a acompañarnos se lo merecen.
Si quieres ver las fotos que hizo nuestro amigo
Iván Palero (Cabesc), pincha
AQUÍ
Ya solo nos queda dar las gracias a todos lo que han colaborado de una forma u otra en que todo esto saliese adelante.
Gracias a Juan Carlos y a Jorge (y a los churumbeles de ambos), a Ramón, Paco, Santos y Luis por probar, marcar y balizar el recorrido.
Gracias a Juan Carlos por tener capacidad suficiente para dirigir al grupo de cabeza de los corredores.
Gracias a Jordi y a Tori por hacer de corredores escoba, dejando a un lado su obsesión competitiva.
Gracias a Santos y Paco por guiar al grupo andarín.
Gracias a Toty, a Iván y al resto de los miembros que estamos gestando el Circuito Trail Pirata de Ciudad Real por preocuparse de difundir la kedada y de todos los que venían de su parte.
Gracias a Iván (cabesc) por "ir y venir" por el recorrido para inmortalizarnos.
Gracias a los socios del Coto de Caza "La Atalaya" por colaborar con nosotros y por enseñarnos que los cazadores no siempre molestan a los que corren o pedalean por el campo.
Gracias al
Reino Golf por dejarnos sus instalaciones para hacer posible todo esto.
Gracias a los de la Cafetería-Restaurante por tener el bebercio caliente o frío (según procedía) y por hacer todo rico, rico; por su simpatía y por su paciencia "frente" a tanta gente hambrienta y sedienta.
Gracias al Hospital General de Ciudad Real, por darle un destino solidario a los juguetes que donaron todos los participantes.
¡Hasta la próxima, amigos!
¡FELIZ 2013!