Y eso no estuvo mal: algún día iré a la Transvulcania, pero hasta que llegue ese día, si es que tiene que llegar, pienso pasármelo de puta madre en la MiM. Vimos el mediterráneo cuando comenzaba a atardecer, recogimos nuestro dorsal (nos perdimos, sin embargo, el briefing), nos tomamos una cerveza esperando a Manu, que venía de Madrid directo desde el trabajo, nos tomamos otra ya sin esperar a nadie cerca del hotel (1 tercio/1 €) y al final nos fuimos a cenar. Resulta que, además de bueno y barato, el hotel tenía dentro (¿) un restaurante italiano en el que estaban cenando los del equipo Buff (sección enjutos) y algún que otro club. Había mesas de grupos pequeños de amigos que seguramente venían a la MiM. Había hasta un grupo de tres amigos con sus mujeres que habían aprovechado para organizar el viajecito (qué envidia me dieron ellos cuando al día siguiente me las encontré a ellas animándoles en varios puntos del recorrido). Y luego nosotros, vestidos de asistente a briefing venido a menos. En fin, a la piltra a las 12:00 y a levantarse a las 4:00 (¡coño, a las 4:00!).
Buff! |
Vístete de Hoko truhán, cómete un bocadillo de salchichón, llena la camel con agua del grifo porque Jorge también se ha olvidado de comprar mineral, piérdete por las calles de Castellón con el coche, llega al parking, deja la mochila, espera a Ricardo que viene desde Valencia, ¡coño, Ricardo cabezón!, hola Carlos amigo de Ricardo, mira Jorge, un tío poniendo cuernos de jevi, sí, justo delante de SuperPaco, el del micrófono seguro que es el de los 40 principales de Castellón, mira un helicóptero con cámara como el que utilizan para hacer los videos de Kilian, ¡pero cómo es posible que haya tanta gente para correr 115 ó 63 kms! Si es que hay familias enteras, gente de todas las edades, fiebres ultraequipados y marchadores con morral. Cucha, Jorge, que me parece que aunque vayamos disfrazados de Hoko esto va a ser tipo nosotros.
Ricardo y su amigo |
Llegamos a tiempo a la salida |
La Salida |
Salimos andando, literalmente, hasta más o menos el km. 7. A partir de ahí trotamos en las bajadas y el resto pie a tierra. Los legendarios avituallamientos de la MiM. Nos vamos separando de Ricardo y su amigo. A Manu le perdimos de vista al salir. Vamos Jorge y yo, chino chano, y de vez en cuando trotamos un poco. Jorge por ahora aguanta. Adelantamos a Superpaco y a Nanopiesnegros: ¡qué tíos! Seguimos. Las primeras muestras de idiotez: envases de geles. No serían pocas.
Chino, chano |
Jorge adelantando a Superpaco |
Les Useres, km. 30. Me pongo de bocatas como el tenazas. Llamo a mi mujer porque la he dejado en CR en una situación de alarma sanitaria familiar y me confirma que la cosa no ha mejorado (ouch). Jorge me hace un Jorge: oye, voy tirando que si me paro me duele la cintilla, ya si eso luego… Vale, no te preocupes. Salió como un morlaco del toril. Empezó a correr y a darle caña a los bastones y llegó en 10:30 h., habiendo ido andando casi 30 kms.y rebajando casi una hora y media la segunda parte respecto a la primera. Al final, casi coge a Manu. No le dolió la rodilla en ningún momento, se lo pasó como dios y terminó un ultra con sensaciones más que buenas. Y todo ello a pesar, y gracias, a haber sabido aguantarse durante la primera mitad. Le vendrá bien para el GTP110.
Mis kms. 30-40 fueron horribles: mucho calor húmedo, pérdida
de cosas ricas y necesarias para el organismo debido al sudor y desfalleciendo en las subidas. A partir del 40, ya aproximándonos
a Teruel, baja la temperatura y diluvia. Mucho mejor. En el 40 y pocos otro
avituallamiento buenísimo. Me lo como todo (con perdón) y en ese momento soy
consciente de que termino seguro. Tengo fuerza para hacer otros diez y pienso que, si
llego al 50, los últimos 10 los hago aunque sea reptando (¿Quién del suelo es
cicatriz?). Pero es que cuando alcanzo el 50, que es el último avituallamiento y en el que no
lo hago peor (dios, un corredor bebiendo de una bota de vino), compruebo que
estoy bastante bien. Total, que la última cuesta termina en el km. 60 y los tres
últimos de bajada por piedras y pinchos los hago corriendo y pegando brincos con los
bastones: si no me tuerzo un tobillo o me doy una hostia llego por debajo de 12:00
h. El último km. tengo que acelerar el ritmo porque no estoy seguro de la hora
de salida y entro en la meta esprintando. 11:53 h. Jorge me está esperando, me
cuenta lo bien que le ha ido a él y me dice que soy un monstruo. Y es verdad. Me emociono al
sentarme por haber terminado y haberlo hecho tan bien y él me reconoce que a él le ha pasado lo mismo… una hora y media antes. Luego entraría Ricardo, desfallecido y un poco cabreado por algunos asuntillos que no mencionaremos ni siquiera para decir que cuando llegó a un par de avituallamientos ya no había nada (legendarios, si hay), pero al rato se le pasó y sus sensaciones fueron tan buenas como las nuestras.
No mentía |
¡Qué hermosura madre! |
Un último bocadillo de jamón (hoy han caído tres barras en
bocadillos como poco), tres caldos de pollo y a la ducha. Nos ducharíamos 800
personas en cuatro duchas. De esto prefiero no hablar. Sólo diré que me robaron
mi camiseta de finisher pero que no me importó porque eso era lo menos que
podían robarme en un cuchitril como ése, lleno de culos. De vuelta al hotel,
recarga de hidratos, o como se llame: al pedir en el italiano tuve que convencer a la camarera de que
me iba a comer yo sólo todo eso (c.p.). A dormir otra vez y a la mañana siguiente a
CR.
Vamos, un ultratrrrrrrail.